El otoño de 1918
El poder de la pluma
La historia es la gran maestra que siempre nos recordará que lo que actualmente se vive anteriormente se experimentó en situaciones muy parecidas; en la investigación “El otoño de 1918: las repercusiones de la pandemia de gripe en la Ciudad de México”, las académicas Lourdes Márquez Morfín y América Molina del Villar parece que nos describen el Covid-19 de 2020.
Las primeras décadas del siglo XX en México y los años que precedieron a la pandemia de 1918 -mal llamada gripe española- se caracterizaron por enfrentamientos entre diversos grupos regionales. A mediados de 1917 el país padecía las consecuencias de la guerra civil: destrucción de campos, ciudades, vías férreas, interrupción del comercio, de las comunicaciones, fuga de capitales, epidemias y escasez de alimentos (Ulloa, 2000: 809). En ese año se inició la presidencia constitucionalista de Venustiano Carranza, que enfrentó graves problemas políticos, militares, económicos, internacionales y sociales.
La pandemia de influenza llamada gripe española ocurrió en 1918, cuando recorrió el mundo con enorme rapidez, en sólo cuatro meses. Los primeros cálculos sobre la morbilidad indicaban 20 millones de contagiados, actualmente se piensa que fueron entre 40 y 50 millones a nivel global.
Se estima que la letalidad de la pandemia osciló entre 2.5 y 5% de la población mundial. Los médicos, los servicios de salud, los de la comunidad y los funerarios se vieron rebasados. Se acondicionaron escuelas, galerones o cualquier edificación que fuera útil para alojar al enorme número de enfermos en camastros, totalmente hacinados. El número de doctores y enfermeras fue insuficiente, sobre todo si tomamos en cuenta que gran parte de ellos se había trasladado a Europa para ofrecer sus servicios a causa de la guerra.
Ahora sabemos que la pandemia, que ha sido plenamente documentada, fue causada por un virus A (H1N1). Fue mal llamada gripe española, muerte púrpura o peste roja, como se le denominó en México por la prensa de 1918. El subtipo de influenza A (H1N1) se introduce rápidamente al pulmón y ataca el tejido pulmonar, causando hemorragia y muerte dentro de las 48 horas siguientes. De ahí que los enfermos sangren por la nariz o al escupir.
Entre las medidas que emitieron las autoridades destacan: a) En las localidades con enfermos de influenza se procederá a la clausura de todos los centros de reunión: cines, teatros, clubes, escuelas, cantinas, pulquerías; las autoridades militares debían ser las encargadas de aislar a los enfermos. b) Suspensión del tránsito en las calles de las 11 p.m. a las 4 a.m.; se castigaría a los infractores con una multa de cinco pesos.
La prensa informa de entre 1,500 y 2,000 muertes diarias en México. De acuerdo con estos reportes, el número de enfermos en las poblaciones, ciudades y algunos estados oscilaba entre 30 y 200 contagiados diarios. Eso sucedió hace 102 años.