|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Diana Puga/SIPSE

Mérida, Yuc.- “Un clavo saca a otro clavo”, es una frase que he escuchado decir a más de una persona. Pensé que aplicaba para cualquier circunstancia, pero no. Me he dado cuenta que, al terminar un buen libro, siempre me ha parecido que la tarea más difícil es encontrar el siguiente al que le dedicaré mis noches de insomnio.

Siempre le atribuía ese problema a una sola cosa: lo mucho que me había gustado el libro. Siempre pensé que tardaba en decidirme porque temía que el siguiente “elegido” no fuese tan satisfactorio como el anterior.

Sin embargo, la dificultad de elegir un nuevo compañero ha empeorando conforme a mis años universitarios. Cada vez pasaba más tiempo sin un libro entre las manos. Cada vez examinaba más la prosa y la estructura. Cada vez me preguntaba más seguido si aquello que estaba por leer era o no Literatura, así, en mayúscula.

“¿No has leído a Ganivet? No te puedes considerar lectora”, me dijo una chica mayor cuando recién ingresaba a la Universidad. Aquellas palabras retumbaron en mi cabeza, hasta que, unos años después, tuve el placer de conocerlo. Pero es esa misma pregunta la que me hizo escribir este texto.

El eterno debate de la “alta y baja Literatura” ha inundado más de una vez mi pequeña aula universitaria. Unos a favor de esa división, yo siempre en contra.

¿Por qué dividimos la literatura en alta y baja? ¿Qué hace a unas obras superiores y a otras inferiores? Y sobre todo ¿qué es en realidad un buen lector?

Tengo la fiel creencia de que un buen lector no es el que ha leído más obras de Shakespeare. Tengo la fiel creencia de que un buen lector es aquel que puede emocionarse con las batallas del Beowulf, encontrarle el lado divertido a las novelas escritas en la Generación del 98, pero también aceptar que una novela juvenil puede dar grandes sorpresas.

Un buen lector no es aquel que divide la literatura, sino aquel que la unifica y junta lo mejor para hacerlo suyo. Para poder entender un poco mejor la vida. Un buen lector es aquel que entiende que la lectura va mucho más allá de lo que los estudiosos nos han hecho creer. La literatura es magia, y con la magia podemos hacer lo que sea.

Lo más leído

skeleton





skeleton