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Son nuestras elecciones las que muestran lo que somos, mucho más que nuestras habilidades.- J.K Rowling

Hace unos días me asignaron una tarea: debía escorar piezas de ropa que serán destinadas a familias de bajos recursos, eran tantas que después de contar hasta el número mil perdí la cuenta. Durante todo ese tiempo, en el que no tuve más compañía que mis audífonos y mis canciones favoritas, no pude evitar pensar en cada acción que podemos llevar a cabo (pequeña o grande) para hacer del mundo un lugar mejor.

Durante mucho tiempo he visto más de una campaña promoviendo las buenas acciones: devolver la cartera que hemos encontrado tirada en el centro de la ciudad, regalar el sándwich que nos sobró del desayuno a aquel que no tiene las monedas suficientes para comprar uno, leerle un cuento al que muere de ganas de saber de qué se trata pero nunca la enseñaron cómo era el sonido de las letras…

También durante mucho tiempo he visto esos videos que por un momento hacen que todas las personas se sientan capaces de hacer del mundo un lugar más bonito, pero luego, por alguna u otra cosa, las malas noticias invaden nuestro entorno y ese entusiasmo se convierte en ira, en desilusión, en conformismo, en la frase: ¿qué va a cambiar solamente porque yo lo haga?, esa que suena siempre que trato de convencer a alguien de que no necesita mucho para crear algo que mejore las cosas.

Pero con cada día que pasa me doy cuenta de lo equivocados que hemos estado últimamente, de la forma en la que hemos estado dejando que lo malo sea más fuerte que lo bueno y de la forma en la que la idea que tienen aquellos que creen que todavía se puede cambiar al mundo es opacada por aquellos que prefieren quedarse en la actitud de ni siquiera intentarlo.

Pero también, con cada día que pasa, me doy cuenta de que somos más aquellos que vamos haciendo pequeñas acciones, que regalamos nuestro sándwich a aquel que tiene hambre, que jugamos con el bebé que nos habla en la calle porque no tiene a nadie más para tirarle la pelota que sujeta en las manos; son más aquellos que han adoptado un árbol, que le han dado casa a uno de esos pequeños de cuatro patas sin hogar o aquellos que le han brindado una nueva familia a un niño que nunca la tuvo.

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