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El destino no reina sin la complicidad secreta del instinto y de la voluntad.- Giovani Panini

Más de una vez hemos tenido miedo a lo desconocido. Más de una vez nos hemos detenido a pensar todas las consecuencias que nos traerán los actos que estamos haciendo justo en este momento, si tal vez nos llevarán a aquello que deseamos desde hace mucho tiempo o si tal vez nos dejarán en el mismo lugar en el que nos encontramos. Más de una vez hemos cerrado los ojos para imaginar cómo sería la vida que siempre deseamos, más de una vez hemos trazado en la mente los pasos a seguir para poder obtener todo eso, pero, también, en muchas ocasiones nos hemos detenido sin intentarlo, porque nos da temor llegar a lo desconocido y quizá encontrarnos de frente con alguno de nuestros peores miedos.

Escribo esto después de escuchar una canción que ha me ha hecho pensar en todo lo que estoy transcribiendo; esto lo he hecho porque estoy segura de que no soy la única que ha sentido todo lo que estoy a punto de contar. Sé que más de una persona se ha topado con la emoción y la incertidumbre, que no soy la única que se ha sentido temerosa de intentar algo que ha inundado su mente durante mucho tiempo. Quizá el miedo proviene de todas aquellas veces que nos han dicho que lo que queremos es imposible, de todas aquellas veces que alguien se ha reído por lo bajo mientras nosotros contamos nuestras mayores ilusiones, pero, a pesar de que me ha sucedido más de una vez, he llegado a la conclusión de que ni yo, ni nadie, debe detenerse por eso, porque mientras creamos en algo, es posible.

Hablo de esto porque estoy segura de que no soy la única que ha sentido aquellas ganas inmensas de cambiar al mundo, que hay alguien cientos (o miles) de personas que quieren marcar una diferencia, con sus habilidades académicas, con su arte, con su ideología. Nunca debemos permitir que nadie venga a decirnos nuestras posibilidades, fortalezas o debilidades; debemos ser lo suficientemente valientes para descubrir todo eso por nosotros mismos. Para ir derribando los obstáculos que se interpongan en nuestra camino y, al hacerlo, ser conscientes del poder que una persona puede poseer, de la fuerza que tenemos y todo aquello de lo que somos capaces.

No debemos tener miedo y no debemos quedarnos parados en el mismo lugar simplemente porque el temor a lo desconocido es tan grande que preferimos no enfrentarlo, no debemos dejar que la palabra “futuro” nos aleje de nuestro destino y dejar ahí todo lo que la vida nos tiene preparado.

Y por eso, durante los últimos días no he parado de pensar que ojalá todos fuésemos lo suficientemente osados para ir por todo lo que deseamos, para tratar a toda costa de cumplir nuestros anhelos y perseguir nuestros sueños, para ir por todo aquello de lo que somos capaces.

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