Narrativas de violencia y paz
En este país de desaparecidos, mutilados, enterrados y abandonados, es importante sembrar semillas de paz.
Como parte del programa especial de Mérida, Capital Americana de la Cultura 2017, se realiza en la ciudad el Coloquio Internacional “Narrativas de violencia y paz”, del 9 al 13 de mayo. Dicho evento se hace en coordinación con la Universidad Modelo. Me parece una iniciativa imprescindible en tiempos en que los índices de violencia sacuden al país y los feminicidios no dejan de horrorizarnos y hacernos sentir que estamos en riesgo únicamente por ser mujeres. Hay temas pendientes en las agendas estatales, es curioso que seamos el Estado más pacífico del país, pero ocupamos primer lugar en suicidio, intoxicación por alcohol y tercer lugar en violencia intrafamiliar. Es claro que subyace otra violencia ante la cual se hace poco o casi nada más que observar las cifras. El trabajo que realizo en el Centro de Reinserción Social, mis constantes entrevistas a mujeres que han vivido violencia y abuso sexual, me hacen admirar toda iniciativa que ayude a poner en foco los modelos de violencia que vivimos las mujeres. Sobre todo, porque la mayoría de las que sufren abuso sienten vergüenza de hablar de ello o consideran un esfuerzo inútil exponer sus casos ante la autoridad. Sin duda la Universidad Modelo es un parteaguas en la vida cultural del Estado. “En la Universidad Modelo trabajamos para contribuir a educar para la paz, queremos ayudar así a crear entre todos una cultura de la paz, el Coloquio Internacional Narrativas de Violencia y Paz, Colombia y México se inscribe en este esfuerzo de conocimiento, tiene dos experiencias y en cada una dos campos de reflexión: las realidades de violencia y las narrativas correspondientes”, dice Rubén Reyes, director de la Escuela de Humanidades de la Universidad Modelo.
Agradezco la invitación a participar en el Coloquio, a compartir con los estudiantes y el público los rostros de la violencia que me ha tocado conocer; algunos de ellos con cicatrices visibles en el cuerpo, otros, con heridas que no son visibles al exterior pero permanecerán en sus vidas para siempre. Me agrada ser parte de un coloquio que no sólo hablará de la violencia, sino que propone estrategias para la paz. En este país de desaparecidos, mutilados, enterrados y abandonados, es importante empezar a sembrar semillas de paz, porque sólo ella nos devuelve la esperanza. Mi participación en el coloquio es hoy a las 8:30 horas y a las 17:00 horas, en la Universidad Modelo.