"El pájaro sabio" (II) de Santiago Domínguez Aké
Edgar Rodríguez Cimé: "El pájaro sabio" (II) de Santiago Domínguez Aké
Por ser fan de sus cuentos mayas, y luego del buen parto de “El pájaro sabio”, al enterarme de la conclusión de “El pájaro sabio II”, le propuse a Santiago Domínguez Aké revisar el estilo, en español, antes de editarlo. Me lo entregó y se lo regresé revisado. Me sirvió para confirmar la finura de su pluma -de codorniz- como uno de los mejores narradores en Yucatán.
En el nuevo texto, Santiago reproduce cosmovisión, tradiciones y costumbres milenarias propias del hogar, el trabajo en la milpa o la espiritualidad del pueblo maya, como lo hiciera en “El pájaro sabio” (I). Filosofía, sicología y formas de pensar propias de la nación maya surgen en los diálogos entre los personajes que ilustran su literatura.
Alumno de los talleres de literatura impartidos por el políglota Carlos Montemayor, en Mérida, se diferencia de otros narradores, en que mientras ellos reproducen versiones propias de relatos o leyendas en términos literarios muy formales, la literatura de este autor posee un estilo narrativo “ameno” que distingue a las buenas plumas, además de su “humor involuntario”. Quizá la magia de su narrativa reside en la “voz profunda” que viene de los antiguos escribas mayas del periodo clásico, que hablaban de las relaciones cotidianas entre los dioses, cada uno en su templo sagrado, y el pueblo: nobleza nativa y macehuales, además de su lenguaje impregnado de monte y sabiduría milpera.
Autor de 10 libros de ensayo y narrativa, su obra aparece en la antología U k´aayilo´ob x-ya´axche´: Los cantos de la Ceiba, publicada por la Universidad de Texas, Estados Unidos. Profesor de maya con estudiantes de la Universidad de Michigan. Ponente sobre tradiciones mayas en foros internacionales. Un fragmento de “Sabio” (“J-meen”):
“…Marcelino interrumpió las orientaciones del j-meen para manifestar:
“-Don Alberto yo no concuerdo con lo planteado por usted, porque solamente el campesino flojo no tumba bastante monte para fomentar la milpa y obtener suficiente comida para su familia, y además vender una parte para tener dinero. Yo acostumbro esforzarme en el trabajo, consciente de lo necesario del trabajo para vivir.
“-Amigo estás en lo cierto-manifestó Alberto-, el trabajo permite al hombre continuar con vida, pero ¿conoces el significado de trabajo?
“-No señor, desconozco el significado de esa palabra-, dijo Marcial.
“-En el idioma maya yucateco la palabra trabajo-, dijo Alberto -proviene de las voces: me (n)-men: hacer, causar-, y yaj: dolor, mal, daño. Menyaj: causar daño para obtener vida. Marcial, usted que se empeña en tumbar mucho monte para fomentar la milpa, alguna vez ha reflexionado a cuántos millares de plantas causas daño cada año al quitarles la vida; con tal de obtener gran cantidad de cosecha para autoconsumo y destinar una parte al mercado. Si todos los campesinos de Sak Luuch hicieran lo mismo, en pocos años desaparecerían los montes del ejido y sería el acabose de ustedes en cuestión de alimentos. Porque no solamente faltarían montes para fomentar la milpa, sino también desaparecerían los animales silvestres, pues ya no tendrían su hábitat. ¿Hablo con la verdad?”