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Hoy es el Día Internacional de la Madre Tierra, que la Organización de las Naciones Unidas conmemora cada año en esta fecha a modo de recordar que tenemos que salvar al planeta.

Un lugar lleno de daños ecológicos que no solo tienen que ver con las emisiones de gases de efecto invernadero, sino con la tala indiscriminada de árboles en muchas zonas del globo terráqueo, ecosistemas deteriorados por cientos de toneladas de concreto, áreas naturalmente hermosas atascadas de hoteles que solo dejan complicaciones por el deposito final de la basura o el desagüe de los desechos humanos. Así el llamado desarrollo.

Sin embargo, conozco personas responsables que han dedicado su vida a trabajar en permitir obtener ganancias con los recursos naturales, de forma tal que no se dañe el medio ambiente y sí se conviva con la naturaleza.

No es mi caso. Yo tengo la costumbre de tomar fotos de las flores que llaman mi atención porque es la manera particular de entender que esta canica azul todavía tiene una oportunidad, aunque los números me espanten. Pero también soy responsable en el uso de la energía y la disposición de los desechos.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, escribió un artículo donde asegura que “hoy tenemos la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera más alta en 3 millones de años” y que los últimos cuatro años fueron los más calurosos con temperaturas en el Ártico que crecen 3 grados cada año.

Y mientras, parece que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, discute sobre la veracidad de la información, sobre esas cifras que dice que son mentira y descalifica los esfuerzos de las personas -a las que llamo de a pie- que no dejan colillas en las playas, dividen la basura en sus hogares, desenchufan todos los artefactos para no dejar vampiros consumiendo luz en los sitios donde conviven y todas esas cosas que se hacen con la intención de ahorrar y que permitan un respiro al planeta.

Las generaciones futuras nacieron con una serie de enseñanzas diferentes a las nuestras. No fuman, en la mayoría de los casos porque son fitness, no usan popote para cuidar a las tortugas, evitan a toda costa los productos de unicel, y así seguiría con una larga lista de datos que distinguen a los menores de 18 años. Los demás no tenemos remedio, ¿o sí?
Hay un acuerdo mundial para disminuir las emisiones de contaminantes al que han calificado de visionario y viable, así que no entiendo por qué no hacemos todo lo que dice que frenará las perturbaciones del clima e invertirá sus efectos.

Este año el secretario de la ONU reunirá a los líderes mundiales en la Cumbre sobre la Acción Climática en Nueva York para conocer planes concretos para 2020, cada vez más cercano. Que tenga éxito.

Yo mientras aprovecho que es lunes para ir en busca de mi sobrino José Luis que cumplió años y comenzar a festejar este 2019. ¡Que sea feliz!

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