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El México que inspira denominó este año la Fundación Telmex Telcel su encuentro anual con universitarios de escuelas públicas y privadas a quienes les otorga becas para que continúen sus estudios con el compromiso de que se dediquen a estudiar y aportar sus conocimientos y creatividad al mundo.

Este año la experiencia me dejó varios ejemplos que aplicaré a mi alrededor, porque siempre que sigues el camino creyendo en ti mismo consigues lo que quieres. Me quedo con el regalo de saber que todo es posible cuando se trabaja con ganas, porque el esfuerzo siempre es recompensado.

Uno tras otro los ponentes de este año hicieron referencia a las horas dedicadas a crear y hacer de un sueño una realidad. Como dice una frase popular: el único lugar donde éxito viene antes que trabajo es en el diccionario.

Creo que quien más se me quedó en la cabeza fue Simón Borrero, un colombiano emprendedor y fundador de su empresa Imaginamos.com, que desarrolla software con más de 200 empleados y que dio al mundo la famosa plataforma Rappi, una aplicación que proporciona soluciones de entrega (hoy sé que no solo de productos) bajo demanda.

Lo escribo así porque lo escuché relatar que en Brasil su app tiene un botón para pedir porteros para algún equipo de futbol. Según comentó, son más de 200 los tenderos, es decir los jóvenes quienes dan los servicios, que tienen un par de guantes consigo para cuando los soliciten como cuidadores de portería, aun en una “cascarita”. Y ahí entendí que la frase siempre posible, nunca imposible aplica perfecto.

Si tienes ganas y compromiso contigo, si nunca te rindes, puedes conseguir todas las cosas que te propongas, el chiste es no claudicar, no importa qué tan lejana sea la meta. Y entonces escuchas a Usain Bolt, el hombre más rápido del mundo, admitir que odiaba entrenar dos veces al día, pero sabía que tenía que hacerlo para ser mejor, porque, si te pones límites, llegas a tu fin. El trabajo fuerte a pesar de la escoliosis que sufre lo llevó a superar el dolor y romper todos los records en 100 metros.

Pero llega Matthew McConaughey al escenario y cuenta que es profesor en la Universidad de Austin, Texas, para explorar la naturaleza del guion y la ciencia detrás de la magia de hacer una película y te cuestionas por qué un guapo ganador del Óscar, que ha producido cualquier cantidad de éxitos en la pantalla grande, tiene necesidad de dar clases cuando su cartera debe tener millones de dólares. Y vuelves a entender que es con muchas horas dedicadas a lo que te gusta hacer como vas obteniendo tus historias, y las vas relatando.

Ahora entiendo por qué es mi evento favorito, porque disfruto ver que este país tiene más de diez mil jóvenes que estudian porque les gusta, que ya están creando el futuro de la nación en la que vivimos, que escucharemos de ellos seguramente pronto como líderes de sus ámbitos, y sobre todo que invertir en la educación de los demás en un excelente negocio.

Por eso hoy aprovecho que es lunes para buscar a otros que como yo disfrutan de trabajar para conseguir más éxitos. ¡Que sea feliz!

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