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Hoy es el día mundial del ahorro de energía como una estrategia para evitar más cambio climático, aunque, según información del Banco Mundial, “la eficiencia energética permite obtener tres beneficios básicos: financieros y económicos, para países consumidores y proveedores de servicios eléctricos; climáticos, y de contaminación local; además de mejorar la competitividad y generar empleo”.

Hoy escuchamos las intenciones de sustentabilidad de las empresas y los gobiernos y de lograr más producción de energía llamada limpia con la implementación de paneles solares, o campos de producción eólica que dañan menos el ecosistema.

Y sin pretender competir con quienes dominan el tema, me pongo del lado de aquellos que desconectan los enchufes que no tienen ninguna necesidad de permanecer porque en el recibo de luz son un permanente vampiro. O trato de apagar la mayor cantidad de luces y otros aparatos que utilizan electricidad y que no tienen que hacer. Seguramente los mecanismos y medidas que garantizan la eficiencia son cada vez más valorados a la hora de plantear cómo contribuir a lograr un planeta más sostenible.

En las nuevas construcciones se busca que las viviendas y los comercios sean verdes, que las estructuras estén protegidas del calor para necesitar menos aire acondicionado, y así un sinfín de medidas que permiten tener mejor calidad de vida con menos daños al medio ambiente.

Y es que cada día conocemos tecnologías de eficiencia energética y de consumo eficaz, que no son de bajo costo. Algunos ciudadanos piensan que no vale la pena gastar en paneles solares, por ejemplo, porque la inversión es más grande que el pago del recibo de luz; quizá la falta de información sobre la eficiencia de los equipos que utilizan sea factor que atenta contra este tipo de políticas. Según el Consejo Estadounidense para una Economía Energéticamente Eficiente, México es el país que más ha mejorado en el mundo en cuanto a ahorro de energía, al pasar del lugar 19 al puesto número 12 en la edición 2018, gracias a que logró una calificación de 54 puntos.

Para obtener la calificación se examinan 36 variables que miden las mejores prácticas en los países y se dividen en cuatro sectores: esfuerzos nacionales, edificios, industria y transporte. Según esos datos, México en dos años disminuyó en 6.9 por ciento la intensidad energética, que con base en esta fórmula es la relación entre el consumo neto y el producto interno bruto, además de que mejoró en 16 por ciento la generación mediante fuentes renovables, principalmente solar y eólica.

Al final, cuenta cada actividad que hacemos para tener un ahorro de energía, como cambiar los horarios en las ciudades, buscar la producción de luz de forma más amigable con el planeta, apoyos de los gobiernos para empresas y residentes para que tengan más oportunidad de alcanzar esos sistemas que les permitan gastar menos a la hora del consumo.

Yo mientras aprovecho que es lunes para buscar a otros que como yo quieren un planeta más verde. ¡Que sea feliz!

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