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En el siglo pasado, el Día del Cartero era todo un tema en casa de mis papás. Ellos hablaban en días previos del monto de gratificación que le darían por su festejo laboral, aunque también debían pensar en el aguinaldo para el personaje. Es decir, dos pagos en dos meses para quien traía el correo a casa. Pero era alguien esperado todos los días y por lo tanto ni siquiera un extraño.

Esos tiempos han quedado atrás. Hoy el internet, la sustentabilidad, el ahorro de papel y muchas otras cosas más cambiaron la forma de recibir las cartas. Que además –debo decir- se han limitado a ser simples estados de cuenta de bancos y tiendas departamentales así como promocionales de muchos productos y cosas de ese tipo.

Yo tuve la oportunidad de estudiar en otro país en los tiempos anteriores al celular, y era toda una ceremonia para mí escribir cartas a miembros de la familia y amigos. Cada martes, como un ritual, después de llegar de la Universidad y antes de hacer la tarea vendría la hora dedicada al relato. A cada quien le tocaba una parte de la descripción de la vida: divertida, complicada, experimental y demás.

Y entonces lo mejor de todo era llegar a casa, sin importar el día o el clima y checar el buzón para encontrar las letras de alguien contándome lo suyo. El disfrute máximo de la tarde después de la tarea con una taza de café caliente.

Hoy checo el buzón de mi correo electrónico infinidad de veces en 24 horas debido al montón de información que se recibe por ese medio, y alguna vez, cuando lo que llega es una misiva de alguien que manda buenas noticias, me sigue emocionando.

Esas historias han sido rebasadas por los Días Mundiales de la Neumonía y la Obesidad, dos importantes problemas de salud pública, así como el día del libro en México, conmemoración nacida por decreto presidencial en 1979, y fecha elegida por el nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz, para colocar a la educación “como prioritaria en el desarrollo del país”. Aunque el objetivo es fomentar el hábito de la buena lectura, el Día Nacional del Libro también pretende llevar la literatura a las calles, plazas públicas, hospitales, parques y bibliotecas. Aunado a esta celebración, en la Feria Internacional de Literatura Infantil y Juvenil, que por primera vez se realizó en Mérida, cada año se rinde homenaje a un escritor mexicano cuya obra y trayectoria son piezas destacadas en la historia literaria en México.

La forma de leer también ha cambiado, muchas personas prefieren leer en sus aparatos electrónicos, otros utilizan una aplicación, aunque también hay quienes consiguen bajar libros gratuitos de alguna de las miles de páginas que los ofrecen y aunque ocupo también todas esas ventajas prácticas en los viajes, yo sigo prefiriendo disfrutar en casa del olor del papel, de dar vuelta a la página y hasta quedarme dormida con la lectura sin miedo a romper la pantalla. Pero yo pertenezco al siglo pasado.

Hoy aprovecho que es lunes para festejar los cumpleaños de mi adorado reintenso Sergio Dávila y de mis amadas gemelas Lupita y Maricarmen Obregón, y disfruto de la Feria de Xmatkuil. ¡Que sea feliz!

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