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Resulta que el 29 de octubre es el día internacional sin juego de azar. Una sorpresa para mí conocer la preocupación en otros países por regular las actividades de los negocios que promueven las apuestas, sobre todo en naciones de Europa, a fin de evitar que los más jóvenes comiencen en la práctica de esta actividad, sin que exista prevención y educación.

Particularmente en España el Día Nacional sin Juego de Azar tiene este año un llamado a la sociedad con el lema “Unámonos, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos”, que pretende que las personas salgan a la calle a pedir que se aplique un reglamento emitido en 2015 sobre este tema, particularmente en defensa de los más jóvenes.

Y así leyendo sobre esta complicada situación que también afecta a la población en Mérida, encontré que el Centro de Atención de Ludopatía y Crecimiento Integral registraba en 2017 unos cuatro millones de personas adictas al juego, y quizá lo más preocupante es que muchas de ellas eran mujeres, madres de familia que sin querer estaban acabando o terminaron con el patrimonio familiar. Sin embargo, aun en la actualidad, las cifras sobre esta enfermedad son inciertas, ya que no hay reportes sobre su tratamiento o registro como debería.

El juego patológico constituye un problema al que se asocia un gran número de complicaciones personales, familiares y sociales, por ello las investigaciones en el tema lo incluyen ya en la clasificación de adicciones a drogas. Para más datos, desde 2012 la Comisión Nacional contra las Adicciones integró un grupo de trabajo compuesto por representantes de 20 instituciones (de todos los sectores) en el que elaborarían una política pública para la prevención y la atención de la ludopatía como una primera estrategia para la atención de este asunto de salud.

El documento describe los esfuerzos por determinar el tamaño del inconveniente para comenzar acciones preventivas en ciudades estratégicas donde se ha identificado el mayor número de casos hasta el momento, en el centro y norte del país. El desarrollo de acciones preventivas desde otros contextos, como son el ámbito legislativo y educativo, para el desarrollo social y cultural de los jóvenes, niños y adultos, también serán tareas que se deberán emprender a corto plazo, a fin de controlar el avance del problema. Todo en exceso es malo y jugar sin límite puede convertir la vida de quien practica la actividad y los que viven a su alrededor en una pesadilla, porque al final el problema termina afectando a la familia, los amigos y hasta el trabajo. El tema es, además, de mucho cuidado.

En esta ciudad existen grupos que tienen actividades anónimas para apoyar a las personas que han caído en el juego, como en cualquier adicción y que ya han admitido que necesitan ayuda.

Hoy aprovecho que es lunes de octubre, todavía, para agradecer a todos los buenos médicos que tengo la fortuna de conocer por la maravillosa labor que realizan. ¡Que sea feliz!

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