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Usar las tecnologías de la comunicación se ha hecho común y pareciera que es tan necesario como respirar, ya que quienes no tienen un dispositivo móvil no viven en esta era. Hay estudios que indican que en México el 89 por ciento de la población tiene un celular.

A eso añadimos que muchos necesitamos tener redes sociales, no sólo a nivel empresarial, porque es ahí donde ahora se hacen todos los negocios gracias a la pandemia, por lo que son 89 millones de mexicanos quienes usan internet para trabajar y convivir con otros.

Además ahora los estudiantes de todos los grados deben de aprender en una pantalla en lugar de un salón de clases, y hasta las experiencias de conocimientos en especializaciones como congresos se realizan en estas plataformas cada vez más comunes.

Ahí donde los seres humanos conviven sin reglas excesivas, con pocas responsabilidades y algunos cuidados, es donde políticos, actores, diseñadores de moda, gurús, gobernantes, vendedores de cualquier clase de artículo y otros hemos encontrado espacio para comentar lo que queremos, lo que nos enoja, nos gusta o con lo que no estamos de acuerdo.

Pero también permite el desarrollo de un tema de violencia que se refiere a las conductas o acciones que atentan contra la intimidad sexual, integridad, dignidad y vida privada de las personas.

Con todo ese escenario, y muchas más historias sobre grabar videos, audios, tomar o reproducir fotografías que parecieran contar una historia que no existe, quitar la máscara al agresor, o bien colgarle responsabilidades a una víctima, todo convive en el mismo espacio.

Ese espacio que el senador Ricardo Monreal propone legislar “por el bien de todos” con su proyecto de decreto para que el Instituto Federal de Telecomunicaciones pueda suspender y eliminar cuentas en Facebook, Twitter, YouTube, Instagram y Snapchat y establece multas de hasta 89 millones de pesos para aquellas empresas que impidan a un usuario utilizar su servicio, como le ocurrió Donald Trump.

Mientras, me parece que en México se buscan formas de continuar con la libertad de expresión, a lo que también podría dedicarle muchas más letras, pero debíamos de solucionar temas como la división entre mexicanos que ciertamente nos hacen más débiles como sociedad y para lo que también se usan las redes sociales, terminar con los delitos informáticos como el acceso ilícito a sistemas y equipos informáticos no sólo para escuchar las conversaciones de otros que se utilizan como armas para desacreditar, también deben preocupar las invasiones que hacen ladrones cibernéticos a instituciones bancarias, o las personas que roban identidades por mil para estafar. Esa normatividad podría ser de más provecho para todos.

Yo mejor aprovecho que es lunes aún de febrero para felicitar a todos aquellas personas que tienen la fortuna de cumplir años. ¡Que sea feliz!

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