Amores tóxicos
El poder de la pluma
“Hoy en día el ser humano lucha por igualdades, por tener lo que se merece, por pertenecer a algo, por sentir y también vivir eternamente. La realidad es que cada generación que pasa nos muestra algo que duele y cala hasta el alma.
Seguimos con un patrón de sociedad globalizada y estandarizada en la que lo único que no hay es el ingrediente principal para que se logre lo esperado”.
Citando a la gorila Coco: “Soy flor, soy animales, soy naturaleza”. Vemos a esta nueva generación de adolescentes quitándose la vida, vemos especies completas de plantas y animales que aun estando protegidas se extinguen y seguimos pensando que estamos haciendo bien las cosas.
Todo esto pasa y pasará porque el ingrediente principal renovable el ser humano no lo quiere aportar.
Y ese ingrediente se llama AMOR. Sin el AMOR, el lugar en donde vivimos no puede prosperar, somos un virus que sigue fingiendo amar, aferrándose al ser vivo que lo porta para que lo siga alimentando o en su caso lo siga amando, pero no nos damos cuenta de que con nuestro propio amor tóxico lo estamos matando; es triste ver que el arma más letal del ser humano no es una bomba, sino es ese AMOR tóxico irresponsable.
Cambiemos en verdad el chip y transformemos al ser humano, hagamos que la naturaleza nos vuelva a AMAR, que el mundo donde vivimos se restaure con nuestras acciones y compromisos.
“¿Se han puesto a pensar si realmente la naturaleza nos sigue amando como antes?”.
No puedo apropiarme lo anterior. Son palabras de un joven con quien, por motivos de espacio, compartí mesa en un restaurante. Su nombre: Adolfo Campos Salazar.
Toneladas de tinta se han utilizado para hablar del amor, en todos los idiomas y tiempos gramaticales, pero no había escuchado una confesión tan honesta y sencilla. Sí… sí estamos amando, pero con ese amor destructivo, lo no renovable que hay en nuestro planeta TIERRA, al que no hemos identificado como un ser vivo que sufre y se resiente de nuestro trato despiadado.
Nuestra conducta es la misma de siempre, enfrentándonos a las situaciones irresponsables que creamos en vez de encontrar la forma de conciliar. Los crímenes los queremos evitar con policías más poderosas que los criminales, la carencia de alimentos, adulterando para aumentar la duración y cantidad del producto, las agresiones al sexo femenino, empoderándolo para que se enfrente en igualdad, y la degradación de nuestro planeta, buscando otros planetas a dónde poder mudarnos, como lo que somos, unos auténticos mutantes, incapaces de reconocer que hemos equivocado la calidad con que estamos amando.
Dejemos que germine esa semilla maravillosa que todos tenemos en nuestro interior y con solo un leve reflejo de su luz podremos transformarnos y encontrar la paz que está en las cosas sencillas. La tierra espera con los brazos abiertos nuestro retorno.