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Encontramos en las lecturas BÍBLICAS afirmaciones como “BENDITA LOCURA” y, sin entrar a la etimología, leemos que esa frase se la aplicaban a los creyentes en JESUCRISTO cuando por esa creencia eran calificados de locos.

También resulta una locura decir que todas las dolencias, incluido el Alzheimer, son bendiciones.

Difícilmente razonamos, meditamos y mucho menos oramos cuando estamos disfrutando de buena salud y con éxito económico; tenemos poco tiempo y muchas veces, en contraparte de este alejamiento, buscamos otras actividades que en sentido opuesto nos producen sensación de felicidad. Adoptamos conductas que consideramos propias de “personas exitosas” y que son de imitar, arrastrándonos muchas de ellas a cosas indeseables.

Pero cuando nuestra salud flaquea, entonces lo primero que hacemos llenos de soberbia es buscar soluciones médicas a todo lo que da nuestra capacidad económica, al precio que sea y en el país que se encuentre. Hasta que llegamos, y solo algunos, a comprender que podemos comprar todas las más costosas atenciones y exclusivas medicinas, pero no podemos comprar la salud. Entonces esos pocos regresan al sitio de donde partieron, cuando sus recursos se limitaban a mirar hacia arriba y pedir para solucionar sus problemas.

Cuando estamos enfermos o golpeados por alguna situación, recurrimos a la oración, a la meditación y a la contemplación. Bendita oportunidad para recordar nuestra fragilidad y lo corta que es nuestra existencia en este planeta, tomando en cuenta la edad de la tierra. Somos viajeros fugaces en la creación cuando vivimos fuera de nosotros. Pero cuando logramos retornar a nuestro YO, al lugar de donde venimos, entonces dimensionamos lo que es realmente importante y lo que no. Daríamos todo por la salud plena o por un poco de ella, por evitar cualquier evento doloroso, etc.

Bendito Alzheimer para el protagonista que se libera de todas las taras encadenantes de este mundo y en consecuencia desaparecen sus padecimientos y viven sus próximos la oportunidad de meditar sobre lo que es realmente importante y lo que no, esperar a evadirse en vida de esta realidad perversa e insoportable por la que atraviesa la humanidad. Iniciar el cambio de conducta en nosotros mismos nos dará la oportunidad de tener una vida sana, empezando por reconocer el origen de los males y pensar al respecto y pensar, pensar.

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