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Me sorprendió mucho, porque no había dimensionado el daño que causa a nuestra economía, una cadena de tiendas pintada de rojo y amarillo que está por todos lados. Con las pruebas en la mano, alguien me demostró cómo somos realmente abusados sin ninguna consideración, sin tomar en cuenta que la economía familiar se encuentra en un momento de total deterioro: una persona otorgó a otra un préstamo de 5 mil pesos; al enviar la cantidad, le cobraron 10 pesos de comisión, cuando el beneficiario pretendió retirar los 5 mil pesos, le dijeron que lo máximo que podían darle por entrega eran 2 mil pesos, mismos que retiró y le gravaron su saldo con 12 pesos, al retiro de los siguientes 2 mil pesos, lo gravaron con otros 12 pesos, y al momento de retirar el saldo de la cantidad enviada (mil pesos), sólo le entregaron 964 pesos por que le hicieron efectivo el descuento de 12 pesos por retiro. En total, el servicio de ese neogocio costó 46 pesos, cuando en un banco hubiera costado cero pesos y pudiendo retirar toda la cantidad en un movimiento.

¿No hay quien regule y/o ponga fin a este abuso? Si bien nadie nos obliga a utilizar el servicio, es fuertemente publicitado y la gente cae. Será bueno que empecemos a cuidar más nuestra economía para no ponernos en manos rapaces.

Utilicemos los servicios de bancos instituidos para tal efecto y no favorezcamos a comercios que abusan de sus propios clientes en un alarde de prepotencia y falta de consideración ante la situación que estamos pasando y que ellos utilizan para seguir llevándose el dinero de nuestro estado.

Pensemos en la conveniencia de favorecer a nuestros empresarios yucatecos de las tiendas de autoservicio y también a los tendejones que están pasando por momentos difíciles y que, además, su derrama económica se queda en Yucatán.

Cuidemos nuestros recursos siendo más leales y comprando en donde nuestro dinero pueda rendir más, no nos vayamos por la comodidad de la cercanía adquiriendo artículos y utilizando servicios sobrevaluados y que nos dañan mucho, especialmente en estos momentos.

Apoyemos la economía de nuestro estado y así saldremos menos dañados de esta contingencia que tanto dolor ha causado. En este caso, nuestro tan criticado localismo es un recurso que nos dignifica y corresponde a este momento sentirnos orgullosos de él.

ENTRE OTRAS COSAS. Ya ha pasado el tiempo suficiente para que nos demos cuenta de que en nosotros está el hacer frente a la contingencia sanitaria, acatando los métodos establecidos de cubrebocas y sana distancia y saliendo únicamente lo necesario, evitando reuniones que generan mayor número de contagios.

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