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Se creían extinguidas, pero no, todavía no. Hay personas y familias que continúan la tradición de las “ramadas” en la capital yucateca y hasta en el interior del Estado. Y hay que festejarlo porque es todavía una bonita costumbre que, como es “ilógico”, ha sido desplazada por la modernidad. Pero no todo está perdido.

Y en lugar de cosas de grilla como la aprobación por los diputados del presupuesto 2020 a ejercer por el Gobierno del Estado y toda la faramalla que hicieron partidos políticos y sus dizque dirigentes en “señal de protesta”, cuando todo ya estaba bien planchado, o sea, arreglado, mejor vamos a lo tradicional.

Bien harían los diputados locales en emitir leyes u algo por el estilo para que las “ramadas” o “ramas” permanezcan en la cultura de los yucatecos; después se encargan de echar el rollo cuando se acerquen las elecciones más inmediatas. Veamos…

Llegó diciembre. El mes de las posadas, las cenas, las fiestas y las tradicionales “ramadas” (en el centro del país se llama “La Rama”).

Los que viven en Yucatán pueden recordar a los grupos de niños que pasan con su “virgencita” de casa en casa cantando alegremente: “Me paro en la puerta, me quito el sombrero...”. Dependiendo de la enjundia y el ritmo que le pongan a su interpretación, será el valor de las monedas, aunque en ocasiones ni con los cantos más entonados se abren las puertas... es decir, “el aguinaldo” no llega.

Según la tradición, el dinero recaudado durante los días que duren las ramadas es utilizado para hacer una posada entre los niños que hayan participado. Pero, ¿cuál es el origen de estas tradiciones?

PRIMERA CAIDA.- De acuerdo con autoridades eclesiásticas, ambas tradiciones, ramadas y posadas, tienen su origen en el pasaje bíblico de la peregrinación de María y José en vísperas del nacimiento de Jesús, quienes pidieron posada de casa en casa la noche del alumbramiento. Guardan significados que promueven el valor de la fraternidad, el amor y la alegría por las bendiciones recibidas.

SEGUNDA CAIDA.- Las posadas coinciden con la novena previa de la Navidad (16 al 24 de diciembre), y de manera especial se insiste en lo que la Iglesia llama las ferias privilegiadas o los días privilegiados de fiesta, cuando se entonan villancicos y se hacen festejos llevando las figuras o niños representando a los peregrinos (José y María), y se canta: “En el nombre del cielo…”.

TERCERA CAIDA.- Después del recibimiento se rompen las piñatas, tradicionalmente de siete picos, representando los pecados capitales; los dulces simbolizan la gracia que Dios da con su nacimiento. Estas actividades preparan a los cristianos para la Natividad y es común en Yucatán que las fiestas comiencen con la celebración de la Virgen de Guadalupe y las preposadas.

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