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Aprovechando todo el caos surgido por la pandemia del Coronavirus Covid-19, al menos en Yucatán, concretamente en distintas comunidades, no sólo la gente se ha contagiado real o asintomáticamente del virus malandro sino que también, gradualmente, se ha despojado de sus medidas preventivas.

Recientemente, varios alcaldes de la entidad como Freddy Ruz, de Umán, y Julián Zacarías, de Progreso, “decretaron” reglamentos estrictos de inmovilidad social que, en otras palabras, funcionarían como “toques de queda” estilo militar. Nada más lejos de la realidad pero, de todas maneras, poco aprobadas.

De hecho, intervino la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (Codhey) para apercibir a las dos autoridades, reconvenirlas y decirles que le “pongan menos salsa a sus tacos”. La intención de ambos concejales, ciertamente, buena para proteger a sus gobernados pero, al parecer, no tuvieron la suficiente autoridad para aplicar la llamada “inmovilidad social”. En palabras sueltas: las personas desaprobaron las medidas por considerarlas, precisamente, coercitivas.

Hay otras formas de hacer las cosas correctamente sin necesidad de alterar más a la banda, de por sí ya híper estresada a causa, quizá, de la falta de vitamina “CH”, o sea, “chevas”.

Pero no todo se relaciona con el mentado Covid-19. En medio de esta inédita situación sanitaria y de salud, en otras comunidades mayas o de extracción maya-mestiza las restricciones se liberaron muy pronto, sobre todo en materia de adoración del dios Baco.

Sepa cómo sucedió, pero, en Acanceh, varias personas se pusieron a chupar –como cosacos- trago adulterado, finísimo ron elaborado con las pencas de casi extinto henequén y dio como resultado que siete de ellas murieron con las tripas fundidas y otras están refundidas en hospitales. Con suerte la libran.

Entonces, ¿dónde quedaron la vigilancia y el cumplimiento de la ley seca estatal? No hay más que suponer que funciona por el rumbo de Acanceh un laboratorio clandestino de licor que distribuye alegremente su producto (la garrafa cuesta 25 ó 30 pesos, así que ya se imaginarán). Luego, entonces, las autoridades municipales saben qué pex y no han hecho lo conducente. Se nota que les vale mother.

PRIMERA CAIDA.- Y así por el estilo. Se habla mucho de Covid-19 y ya se registraron, por lo menos, cinco o seis suicidios en las recientes dos o tres semanas.

SEGUNDA CAÍDA.- Poco hablan del caso sucedido, hace unos días, en Umán. Cuando un chavillo defendió a su madre de la golpiza que le propinaba el alcohólico marido. Allí no dijo nada el primer edil.

TERCERA CAÍDA.- En resumidas cuentas: los abusos y las confusiones prevalecen, justificadas por la pandemia. No todo en Yucatán es coronavirus.

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