-Hoy no cazaremos gazapos. El tirahule descansa mientras hablamos de gramática, esa disciplina de tan arduo aprendizaje.

En una tertulia cafetera celebrada en días pasados, varios ex alumnos de la entonces única escuela preparatoria estatal (de la entonces Universidad de Yucatán) recordaron a un connotado personaje.

El hombre era excelente como profesor de Gramática de la Lengua Española, pero que en los exámenes hacía sufrir a los sustentantes. Con él de sinodal era difícil aprobar esa asignatura.

Según los antiguos discípulos de ese pedagogo, las preguntas capciosas no faltaban en las pruebas orales. Veamos algunos ejemplos:

-Fíjate bien, muchacho, en la oración Juan sujeta a su perro, ¿cuál es el sujeto?

-El sujeto de esa oración es Juan -respondió el examinado muy satisfecho.

-No, señor, el sujeto es el perro, si Juan lo sujetó. ¡Estás reprobado!

Otro examen. El catedrático interroga:

-A ver, Méndez, ¿de qué me vas a hablar?

-De lo que usted diga, maestro -respondió el interpelado.

-Te pregunto nuevamente, ¿de qué me vas a hablar?

-De lo que usted diga, he estudiado a conciencia y puedo responder a sus preguntas.

-Por última vez, ¿de qué me vas a hablar?

-De cualquier tema, maestro -dijo el examinado todo nervioso.

-Que, es un pronombre relativo que sirve para enlazar el verbo con otras partes de la oración. ¡Estás reprobado!

Último ejemplo. El sinodal, apuntando a una silla, dice al sustentante:

-¿Qué es esto?

-Una silla, maestro.

-Ya te dije: ¿qué es esto? -dice el profesor mientras con su índice derecho señala nuevamente la silla.

-Pues, es su dedo, maestro -responde muy sonriente el examinado.

-Esto, es un pronombre demostrativo que se refiere a algo ya mencionado. ¡Estás reprobado!

Para mi fortuna, los dos primeros años de la enseñanza media superior yo asistí al Colegio Americano y no cursé gramática española en la entonces Universidad de Yucatán.

Hasta la próxima columna.