Letra eñe a la yucateca
El poder de la pluma
El introductor de la charrería en Yucatán fue el caballero Agustín Sánchez de Antuñano y Toledo, de ascendencia española, quien fue inscrito en el Registro Civil de Veracruz y radicó en Puebla.
Enamorado de una bella dama oriunda de Valladolid, la maestra Concepción Aguilar y Alfaro, el hombre contrajo matrimonio y trasladó su residencia a estas tierras, donde se estableció con su familia. En esta provincia practicó su afición como charro y poco a poco logró reunir un buen número de adeptos a esa actividad ecuestre que ahora es considerada el deporte nacional.
Las agrupaciones de charros, para rendir homenaje a su fundador, dieron su nombre al lienzo construido en la Colonia Alemán de esta ciudad. Para señalar ese hecho, a la entrada del recinto pintaron el nombre de Agustín Sánchez de Antuniano, muy a la costumbre yucateca de sustituir la letra eñe por la sílaba “nia”; o por la sílaba “nie”, como dicen los socialistas locales al saludar a sus “companieros”.
Esto es un barbarismo, vicio señalado por la gramática española y consiste en utilizar frases o vocablos erróneos al hablar o escribir. Ojalá los charros corrijan esa falla y el nombre del homenajeado se escriba correctamente.
Afinado el tirahule, la piedra va dirigida a la errata y la primera pieza cae en el morral.
LAS ÚLTIMAS HORAS CON VIDA
Una vez más oteamos el horizonte de la televisión nacional. En el noticiario de las 6:00 a.m. vemos en un cintillo informativo: “Detenida la propietaria de la casa donde Norberto Ronquillo habría pasado sus últimas horas con vida”. El redactor incurrió en un pleonasmo al escribir más palabras de las necesarias para entender la oración. Con decir “habría pasado sus últimas horas” la cláusula queda bien escrita.
Segundo tirahulazo y el gazapo aumenta el contenido de la talega.
NIÑOS CON CÁNCER PROCEDENTE DE FRANCIA
Seguimos con el noticiario pródigo en gazapos. Prontamente nos llega una información: “Luego de la escasez del medicamento, llegó a México un cargamento de metotrexato para niños con cáncer procedente de Francia”.
De entrada vemos una cacofonía al tener muy cerca uno de otro los vocablos “medicamento” y “cargamento”. Esta redacción produce un sonido poco agradable, sin armonía. La combinación de esas voces es desagradable al oído.
Lo mejor de esa cláusula viene después. Según la información, el medicamento será únicamente para los niños cuyo cáncer provenga de Francia. Sin embargo, la intención del redactor es hacernos saber que el metotrexato proveniente de Francia será para los niños con cáncer. Este vicio gramatical es un solecismo, es decir, un error de inexactitud o en la claridad al hablar. Este último gazapo es derribado por disparo de la potente resortera y el sabucán queda totalmente lleno.
Hasta el próximo tirahulazo.