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Una noche conducía mi automóvil de regreso al hogar y por la radio del vehículo escuché a un joven locutor. Por ese popular medio de comunicación el hombre reproducía unas canciones que él llamaba “rolas”, con temas de películas cinematográficas.

Tras la reproducción de un par de melodías, por el micrófono de la radioemisora el individuo anunció: “Seguidamente escucharemos la rola Sugar Blues, de la película Som laic it jat (Some like it hot), que en español se llamó Una Eva y dos Adanes”.

Disfruté entonces la pegajosa canción dedicada a la estrella de ese filme, la guapísima Marilyn Monroe, quien en esa cinta hizo el papel de “Sugar”, la vocalista de una orquesta femenil, y compartió créditos con Jack Lemmon y Tony Curtis.

Finalizada la música, el locutor, muy orondo, anunció: Escuchamos Sugar Blues: ¡Azúcar azul!

Ahí salió a relucir la falta de conocimientos (barbarismos) de ese comunicador. No sabía que Sugar era un personaje del filme.

Pero, más grave aún, a pesar de que su programa era dirigido a los melómanos y no era de noticias o informativo, el señor ignoraba que el blues es un género musical originario de las comunidades afroamericanas del sur de los Estados Unidos, por lo que el “blues” de la canción no significa “azul”, sino que es el ritmo de esa melodía.

Un ejemplo de ello es la conocida pieza vocalizada por Elvis Presley, Jailhouse rock. La palabra rock se refiere al ritmo de rocanrol en que está interpretada esa música, por lo que en el idioma español el nombre de la canción no es “La roca de la cárcel”, sino El rock de la cárcel.

La traducción correcta de Sugar Blues es: “El blues de Sugar”, o el blues de Azúcar, nombre del personaje de la cinta. Pero de ninguna manera traducir como “Azúcar azul”.

El sujeto tampoco sabía mucho del idioma inglés, pues, en la lengua del belicoso chel Trump, azúcar azul se pronuncia como “blue sugar” y no sugar blues.

Desde hace cuatro años conservo ese gazapo en el sabucán. Por su multiplicidad de errores es una pieza única y será muy difícil hallar otra semejante.

¡Feliz Año Nuevo, estimados lectores!

Hasta el próximo tirahulazo.

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