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El viernes pasado, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador se refirió a Mauricio Vila como un “extraordinario gobernador” nos dio la impresión de que ya da por descontado que tiene en Vila Dosal a uno de sus mejores aliados, pese a quien le pese.

Por eso no es de extrañarse que los enviados del gobierno federal para planear el evento decidieran dejar a un lado todo aquello que pudiera ocasionar ruido, rechiflas o momentos poco agradables.

Hubo quienes apostaron a la división, quienes azuzaron quejas que pasaron desapercibidas porque la política de altura tiene que iniciarse desde arriba. Creemos que en el evento donde se vio a los senadores Jorge Carlos Ramírez, del PRI, en el presídium, y, del PAN, Raúl Paz Alonzo, quedó claro que no es lo mismo ser senador, alcalde o gobernador que un representante del gobierno federal. Hay niveles. En esta gira llena de simbolismos, como le gusta mandar mensajes al presidente López Obrador, se hizo acompañar del secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela -de origen yucateco-, y exhibió el fantasma de la corrupción en el hospital de Ticul.

A quien no dejaron subir al templete fue al representante del gobierno federal, Joaquín Díaz Mena. A más de algún alcalde le habrá quedado claro que cuando se trata de resolver problemas no se requieren intermediarios y que no es tiempo de lucimientos políticos sino de aprovechar el ánimo de cooperación para dar resultados en el combate a la pobreza, el mejoramiento de la vivienda y el impulso a los productores, pero siempre respetando los niveles.

La visita presidencial tuvo un carácter de coordinación como no se había visto en otros estados. Incluso hubo tiempo de bromear y distender el trabajo, sobre todo cuando a López Obrador se le regaló una playera del equipo Olmecas de Tabasco.

A pesar de la estricta seguridad impuesta por el Servicio Secreto de los Estados Unidos, la cumbre de hombres de negocios en Mérida fue un evento que marcó la importancia que tiene la entidad para asegurar el éxito de grandes proyectos a nivel nacional y por ello se logró obtener del presidente la promesa de que se resolverá el problema de los hospitales de Ticul y Tekax, además de mejorar la infraestructura turística de Progreso.

Durante el evento, salió a relucir que en el tratado entre México, Canadá y los Estados Unidos se establece que los miembros del T-MEC, para firmar pactos comerciales con países que no tengan una economía de mercado o que no favorezcan el libre comercio, deberán avisar a los socios tres meses antes de iniciar una negociación; es decir, vigilarán el posible acuerdo de nuestro país con China, ya que abrirle el mercado repentinamente podría incrementar el déficit comercial y perjudicar a industrias mexicanas, canadienses y norteamericanas.

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