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No se sabe con exactitud la cantidad de piezas del arte precolombino de origen mexicano que se encuentra en el extranjero, en manos de coleccionistas privados, museos internacionales e instituciones académicas, pero su valía cultural y económica es inimaginable. Si el gobierno mexicano no ha podido o no ha querido rescatar esa riqueza cultural, cuando menos debería buscar que esas valiosas piezas sean conocidas por la cantidad de información que guardan y los datos que pueden revelar.

En una nota, el periódico español El País, el 31 de octubre pasado, señala: “México parece derrotado en la lucha por la recuperación de arte precolombino. El gobierno del país norteamericano ha perdido una nueva batalla por la venta en Francia de una colección con piezas de las culturas maya, olmeca, azteca, zapoteca y teotihuacana. La casa Sotheby’s ha subastado la noche del miércoles pasado 44 objetos, solo el 60% de la colección que era ofrecida por París. Suficiente para intensificar la brecha diplomática abierta entre los dos países. La secretaria de Cultura mexicana, Alejandra Frausto, ha calificado la legislación francesa como muy hostil. Una cuchara olmeca fue vendida en 8,400 dólares, una vasija maya en 110,000 y una máscara de piedra de la cultura teotihuacana en 153,000”.

En su libro “El fabuloso saqueo del cenote sagrado de Chichén Itzá”, Pedro Castro documenta que el norteamericano Edward H. Thompson extrajo durante décadas piezas arqueológicas en ese sitio, “el éxito de su labor se vio con la obtención a lo largo de cuarenta años lde aproximadamente 30,000 piezas de diversos materiales sin ser molestado” (1).

“Solamente del cenote su fabulosa cosecha incluyó discos de oro y tumbaga, figurillas de monos y ranas y suelas de sandalias de estos metales, lanzaderas de dardos, piezas de jade enteras o fragmentadas, cascabeles de cobre, ornamentos labiales, bolas de hule y copal, ídolos, alfarería, vestimenta y textil en pedazos, osamentas humanas y de animales, todos ellos transportados en maletas, baúles y cajas de puerto Progreso a Boston, Nueva York o Chicago”. (2)

En 1960, J.O. Brew, director del Museo Peabody, regresó a México alrededor de la tercera parte del oro del cenote: 94 piezas de metal fueron devueltas en diciembre de 1959 durante el 58 congreso de antropólogos americanos y en 1976 otros 246 objetos consistentes en piezas de jade y madera principalmente.

Es difícil de creer que se devolvió la tercera parte, ya que nunca fue cuadriculada la extracción; en 1926 Thompson huyó de México cuando el gobierno lo acusó de exportación ilegal de piezas arqueológicas; la mayoría se mantiene en el Peabody.

1) Castro Pedro, El fabuloso saqueo del cenote sagrado de Chichén Itzá, Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Edit. Tirant Humanidades, 2016, pág 15
2) Ibidem

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