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En 1900 el papa León XII nombra obispo de Yucatán, Martin Tritschler y Córdova, y el 11 de noviembre de 1900 fue consagrado obispo en la Colegiata de Nuestra Señora de Guadalupe por el arzobispo de México Próspero María Alarcón y Sánchez, igualmente acudió como testigo Carmen Romero Rubio, esposa del presidente Porfirio Díaz. El nuevo obispo adquiere relevancia durante la parte tardía del Gobierno porfirista, según precisa la Dra. Marisa Pérez de Sarmiento, quien pertenece al Instituto de Investagaciones Dr. José María Luis Mora y es autora del libro “Los mensajeros de Job”.

El obispo de Yucatán fue parte en 1906 de la visita del presidente Porfirio Díaz, quien estaba acompañado de su esposa doña Carmelita, y quien en unión de las damas de la alta sociedad organizó un Tedeum en la catedral, para luego dirigirse a la colonia San Cosme, un barrio moderno de la ciudad de Mérida donde residían las familias acomodadas, actualmente se le conoce como la Colonia Joaquín García Ginerés. En noviembre del mismo año, el papa Pío X decretó la creación del arzobispado de Yucatán.

En 1908 fallece el arzobispo de México Próspero María Alarcón y Sánchez, y proponen al arzobispo de Yucatán para ocupar la sede episcopal de la Ciudad de México, pero éste denegó la invitación. Tritschler emprendió el incremento de la base financiera diocesana, mejoró la infraestructura de las iglesias y casas curales, fomentó la instrucción católica. En 1903 la compañía de Jesús retornó a Yucatán, las congregaciones de María Inmaculada y el patriarca San José y la de la Anunciación de la Virgen, las congregaciones marianas de los jesuitas se encausaron a la difusión del catesismo, la escuela nocturna para obreros, también invitó a las Siervas de María ministras de los enfermos, e impulsó el inicio de ejercicios de encierro para hombres organizado por la Conferencia de San Vicente de Paul. Modernizó la catedral de Mérida y las iglesias de San Sebastián, Divino Maestro, San Juan Bautista, Santa Lucía, Santiago, Acanceh, Motul, Espita e Izamal entre otras. Bendijo tres nuevas iglesias: Nuestra Señora de Lourdes, Nuestra Señora del Carmen y San José. Procuró la llegada de las religiosas Jesús María a Yucatán, que le dieron la tarea de educar a las niñas, fortaleció a los hermanos maristas, fomentó el trabajo para jóvenes y obreros.

En materia de justicia social, como señaló Jorge Ignacio Rubio Mañé, nada hizo para remediar el estado de servidumbre injusta en que tenían algunos hacendados católicos de Yucatán a los indios.

Pocos días de que llegara a Yucatán EluterioAvila, como Gobernador, Martín Tritschler abandonó la Península. El temor por su integridad física y las fuertes medidas que se instrumentaba contra la iglesia católica encontraron fundamento en las alarmantes noticias que el prelado recibió de la capital del país, obligando a la mayoría de miembros del Episcopado Mexicano a dejar sus sedes en busca de lugares más seguros.

Todo esto sucedió antes de la promulgación de la Constitución de 1917, para la Dra. Marisa Pérez Sarmiento, autora del libro “Los mensajeros de Job”: otra cara de la Revolución en Yucatán, la entidad se convirtió en un laboratorio de lo que viviría después la nación.

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