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Es difícil sustraerse al tema de las declaraciones y actuaciones del presidente Andrés López, principalmente porque éstas y aquéllas nos afectan a todos, incluyendo a quienes se creen beneficiados porque les regalan dinero cada uno o dos meses. Nunca un gobierno ha podido sobrevivir mucho tiempo manteniendo a una parte de su población, y más bien lo que siempre se ha tratado de hacer es aquello de enseñarles a las personas a pescar, más que regalarles pescado.

¿Por cuánto tiempo se puede sostener la serie de programas que tienen como objetivo entregarles dinero en efectivo a familias porque tienen el “mérito” de incluir a jóvenes que ni estudian ni trabajan, niños y adolescentes que asisten a la escuela y pueden demostrar que son de escasos recursos, y gente de la tercera edad? El dinero que se reparte proviene de nuestros impuestos, no del bolsillo de algún funcionario.

Es probable que muchos medios de comunicación quisieran dar noticias positivas sobre el desempeño del gobierno federal, pero éste parece empeñado en no darles gusto. El periódico especializado El Economista acaba de publicar en una página entera datos sobre la marcha de la economía nada alentadores. Por ejemplo, muestra en una gráfica que la creación de empleo formal ha retrocedido en el primer semestre de este año a los niveles que tenía en 2013, con una caída de 39.2% respecto a similar período de 2018.

En mayo reciente la actividad industrial retrocedió 3.1%, su peor registro desde octubre de 2009, y en específico hubo un descenso de 9% en la construcción, un sector que como usted sabe es importante generador de empleos.

También da cuenta de un retroceso en mayo de 8.9% en la actividad extractiva (sobre todo la petrolera), y en contraste apunta una magra alza de 0.4% en la manufactura.

Las cifras pueden parecerles ajenas a muchas personas, pero en realidad tienen malas y diversas consecuencias. Junto con los datos que le acabamos de citar, El Financiero incluye un texto a manera de advertencia que dice: “Políticas de AMLO generan temor en planes de inversión”, y recuerda aquella frase del presidente de que “No me preocupa mucho la economía. Estoy seguro de que va a haber crecimiento, bienestar y desarrollo”.

Lo que encierran estas dos frases últimas es lo que verdaderamente debería preocupar a simpatizantes y detractores de López Obrador: el presidente insiste en no darse cuenta de que el retroceso en la inversión privada, ayudado por la retracción del gasto público, se perfila para generar una recesión económica en la que todos, absolutamente todos, perderíamos, y de la que nos resultaría muy difícil salir.

Ojalá que las versiones de que se acerca una recesión sean sólo cuentos, y que el presidente que no le hace caso a nadie está en lo cierto y vamos a ver pronto “crecimiento, bienestar y desarrollo”.

¿Usted cómo ve la situación?

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