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Las dificultades que tenemos los ciudadanos comunes para entender qué diantres hacen los gobiernos con lo que nos quitan cada minuto en impuestos, derechos y demás pagos obligatorios se agravan con la danza de los millones de pesos que nos muestran políticos y funcionarios.

Por ejemplo, el reciente sábado 23 se publicaron declaraciones del diputado federal yucateco Jesús Vidal Peniche (PVEM), que votó junto con Morena a favor del presupuesto basado en las propuestas enviadas por el presidente Andrés López, y que afirmó que ya podía volver la tranquilidad a Yucatán porque el dinero federal con que contará el estado en 2020 no solo no se redujo con respecto a 2019, sino que aumentará en poco más de mil millones de pesos, pues pasará de 31 mil 820 mdp a 32 mil 900 mdp. ¡Qué lindo! dijimos casi todos.

Al día siguiente sesionó el Consejo Consultivo del Presupuesto y Ejercicio del Gasto del Estado de Yucatán, organismo que fue creado por la actual administración estatal, y nos anunció que “en un ejercicio transparente y de rendición de cuentas” estaban aprobando un proyecto de presupuesto para 2020 que, “sin considerar el financiamiento para (el programa) Yucatán Seguro”. será de 42 mil 185 mdp.

¿De dónde vendrán los 9 mil 285 millones al parecer adicionales que se propone gastar el gobierno estatal? En la misma información sobre la reunión de ese consejo no se da más pista que la que dice que con el proyecto aprobado “se hará frente a los retos ocasionados por los recortes de la Federación, ya que Yucatán recibe hoy 3 mil 860 millones de pesos menos que en 2018, pero gracias al esfuerzo compartido entre el gobierno y la sociedad se apuntalan las condiciones para que el estado mantenga su crecimiento económico y se sigan generando más empleos y mejor pagados”. ¿La sociedad, o sea, nosotros, absorberemos parte del impacto?

Será melón, será sandía, pero el hecho ineludible aun teniendo “otras cifras” es que México termina 2019 en recesión económica “técnica”, a la espera de que ésta se refleje claramente en los bolsillos de todos.

Las declaraciones, desgloses y cifras que conlleva el asunto del presupuesto federal para 2020 pueden tener 20 mil lecturas. Ya habrá tiempo y espacio para comentar, por ejemplo, qué significa el hecho de que, bajo los auspicios principalmente de la bancada mayoritaria de Morena, el reparto de los fondos públicos haya privilegiado los programas sociales de entrega directa de dinero a poco más del 50% de la población nacional (los pobres y los que viven en pobreza extrema), relegando otros rubros mucho muy importantes. Como subrayó uno de los principales organismos empresariales del país, la Coparmex, “es profundamente preocupante que la inversión en proyectos productivos haya pasado a un segundo término, para privilegiar los programas de corte asistencialista”. A ver qué pasa en el inminente 2020. De repente y sí nos va bien, ¿no?

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