AMLO ahora quiere capital privado
Gínder Peraza Kumán: AMLO ahora quiere capital privado
El oportunismo del presidente Andrés López se está volviendo “legendario”. Tras las recientes elecciones el tabasqueño se reunió, el jueves 10 en el Museo Kaluz, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, con los más importantes capitanes del sector privado mexicano, todos integrantes del Consejo Mexicano de Negocios, entre los que figuraron Carlos Slim, del Grupo Carso; Emilio Azcárraga, presidente de Televisa; Laura Diaz Barroso, cabeza de Santander México; Daniel Servitje, primer ejecutivo del Grupo Bimbo, y Claudio X. González, de Kimberly-Clark, entre lo más destacado.
“Fue muy buena reunión”, declaró el presidente, según nota de El País. “Se reafirmó el deseo, la voluntad, de trabajar juntos, de promover la inversión privada, que es fundamental. No se puede desarrollar el país sólo con la inversión pública, se requiere de la inversión privada y se llegó a un muy buen acuerdo”, enfatizó, sin dar más detalles.
El elevado lugar que el mandatario le dio a la inversión privada tiene que llamar la atención, pues en los tres años que lleva de su mandato han sido frecuentes sus duras críticas contra los empresarios nacionales o extranjeros. En sus ruedas de prensa matutinas, en las que acostumbra dirigirse a sus votantes de las bases del partido que creó –Morena–, López elogia al sector público, ataca a sus adversarios políticos y con frecuencia crítica a líderes de la iniciativa privada.
Pero en lo que parece una estrategia diseñada a modo, el Presidente se reúne también de vez en cuando con los grandes empresarios, a quienes dedica mensajes tranquilizadores, les habla de los atractivos mercados de México, y les promete mejorar las condiciones para favorecer la inversión privada.
Ese doble discurso ha generado una situación dual: en tiempos normales los inversionistas privados piden apoyo en infraestructura y a cambio ofrecen aumentar el número de empleos. Pero ahora, con los estragos de la pandemia y con un gobierno federal prácticamente sin recursos para cumplir sus compromisos en 2022, la mayoría de los capitalistas ha optado por no enfrentarse a López Obrador, dejar de pedirle apoyo porque de todos modos de nada sirve, y sacar gradualmente su dinero del país, para invertirlo en otros que ofrecen mejores condiciones. Ya han circulado informes que dan cuenta de esa situación.
Para 2022 el gobierno federal requerirá un monto de presupuesto federal extraordinario a fin de hacerle frente a la gama de estragos que está causando la pandemia de Covid-19, construir las bases e infraestructura necesarios para darles un respiro tanto a sus fieles seguidores, entre ellos los pobres que reciben una beca o apoyo mensuales de 3 mil pesos, como a los inversionistas privados, a quienes desde antes de ser presidente López Obrador culpa del nulo o escaso crecimiento de la economía, del empleo y de los servicios públicos.