El peso electoral de la corrupción

Gínder Peraza Kumán: El peso electoral de la corrupción

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A pesar de las diversas inconsistencias de su discurso, pese a que prácticamente no hay un solo rubro o sector de la actividad nacional que registre números positivos, en los (casi) primeros tres años de su gobierno, el presidente Andrés López ha podido mantener más o menos sin marcada merma su capital político, gracias a que señala con frecuencia que su lucha es contra la corrupción, la cual acabó –afirma– cuando él asumió el cargo.

Pues ahora resulta que los alcaldes y las alcaldesas electos en cuatro destacadas alcaldías que estuvieron en juego el 6 de junio en la Ciudad de México les han advertido al Presidente y sus colaboradores que lo primero que harán será una auditoría total de las demarcaciones que reciben, y si en alguna de ellas hay cosas chuecas, tendrán que darles explicaciones a las autoridades judiciales.

También echaron para atrás un argumento esgrimido por los morenistas para explicar sus derrotas en la CdMx: la clase media de la capital mexicana no traicionó a Morena y a su líder el presidente López (como éste dijo), sino que la situación fue al revés: primero los alcaldes abandonaron a sus gobernados, dejaron de escucharlos para saber qué problemas tenían. Así que los ciudadanos se cobraron la factura a la primera oportunidad que tuvieron.

Esta explicación acerca de lo mal que le fue a Morena en la CdMx es sólo uno más de los factores, hechos y situaciones que seguramente empezarán a analizar no sólo los líderes morenistas, sino también los dirigentes de todos los partidos que tengan la intención de participar en la contienda de 2024.

Desde ahora y hasta las elecciones de ese año, muchas alianzas se modificarán, otras desaparecerán y algunas nuevas surgirán, tomando en cuenta siempre a los dos factores más importantes en esta cuestión: primero, los partidos, de los que hay que saber qué están dispuestos a hacer para llegar al poder, o por lo menos compartirlo; y segundo, los ciudadanos, de los que hay que saber, calcular o adivinar hasta dónde están dispuestos a seguir apoyando a Morena y el Ejecutivo federal.

En 2018 el presidente López ganó con más o menos un 30% del total de votos que se puede emitir en el país. El reto ahora será verificar cuántos ciudadanos están contentos con lo que les ha dado el mandatario tabasqueño, si se conformarán con vivir con $3,000 regalados cada mes, o se necesitará a los “aspiracionistas” interesados clasemedieros a los cuales censuró López Obrador porque dizque votaron en su contra.

En los próximos meses habrá anuncios, relevos, despidos, remociones, negociaciones y muchos movimientos más para empezar a trabajar ya en las elecciones presidenciales de 2024... Siempre y cuando a López Obrador no se le ocurra alguna travesura constitucional para ampliar su mandato o reelegirse. Como hemos visto, para él ambas opciones son posibles, factibles o probables.

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