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Treinta millones de dólares para El Salvador. La intención del jefe del Ejecutivo, en coordinación con el secretario de Relaciones Exteriores, es inyectar recursos a las naciones centroamericanas, esperando que la creación de empleos y mejores oportunidades para las personas frenen la migración masiva, el éxodo latinoamericano hacia el norte que ningún gobierno ha logrado menguar. 30 millones de dólares que, en uno y otro lado, se le recrimina a Obrador no haber usado en deportistas, científicos, artistas. ¿A qué presidente se le ocurre regalar dinero cuando tanta falta nos hace? Ciertamente no a AMLO.

La iniciativa que concibió el fondo destinado a promover el desarrollo social en Centroamérica, mismo del que salieron los famosos treinta millones de dólares para El Salvador, no fue obra del gobierno morenista: desde el año 2011 –lo que quiere decir que Calderón terminó su sexenio con este programa-, México participa activamente en el desarrollo regional, a fin de tratar de detener el flujo migratorio a Estados Unidos. De hecho, fue durante el calderonato y el gobierno de Peña Nieto cuando más recursos se destinaban a este fondo, provenientes del presupuesto de egresos. Es decir, Andrés Manuel si acaso mantuvo el programa, disminuyendo incluso las aportaciones del Estado Mexicano. Pero corta memoria tiene el mexicano y corta también la mecha de la discusión, pues parece que a la oposición, a falta de un discurso coherente –como hemos señalado en columnas anteriores- sigue seduciéndole la idea de tomar cualquier noticia como arma, aunque se trate de programas nacidos en el seno de gobiernos pasados encabezados por ella misma.

En el mismo tenor que lo anterior se deja sentir la víscera opositora defendiendo a capa y espada a una adolescente meridana y reivindicando la supuesta rebeldía que, según ellos, se oculta tras el dedo que la joven le sacó al presidente en su reciente paso por Yucatán. Ante falta de banderas, la que venga es buena. Y no más nivel demuestran quienes, con un amplio historial opositor –aquellos que quemaban Peñas en el zócalo y mentaban la madre al Ejecutivo priista-, hoy desde el oficialismo linchan, insultan y reprueban lo que consideran un ataque a López Obrador, como si de un dios intocable se tratase.

Afortunadamente ni los unos ni los otros son mayoría y entre oficialistas y opositores existen personas con probada objetividad y que buscan construir, aportar y alejarse de discusiones estériles, nimiedades causantes de la verdadera polarización entre mexicanos.

Lo cierto es que AMLO ha tenido aciertos que lo respaldan y desaciertos que demuestran su imperfección y lo alejan de aquellas promesas de campaña que desbordaron esperanza. No es raro entonces que ante recortes al sector académico, el estrangulamiento del sector salud, las molestias ocasionadas a deportistas y el desprecio aparente a ciencias y arte, entregar millones de dólares a otro país se tome con recelo.

Curiosidades: Quien llevó a estudiantes en camiones, en sábado y con uniforme, al evento con AMLO, fue el gobierno estatal, Vila, no Morena.

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