Rumbo a una educación humana y social
El poder de la pluma
Esteban Moctezuma, secretario de Educación, anunció que vienen nuevos proyectos en materia educativa, sobre todo en educación básica, y que empezarán a aplicarse en los ciclos escolares siguientes. Un aporte sin duda interesante, porque la apuesta, por un lado, ecológica, pero por otro, con un sentido social y cívico potente. Una acción tan sencilla, tan simple, como lo es concebir que un libro sea una herramienta colectiva, puede traer beneficios que aún no vislumbramos. El niño crecerá sabiendo que el conocimiento y la cultura son bienes que pertenecen a la sociedad, que hay que compartirlos y usarlos en beneficio del otro. Pero quizás el aprendizaje fundamental -y que está relacionado con el civismo- es que debe cuidar, que debe preservar la propiedad colectiva, la que servirá a otros, la que no es solo individual.
Entonces será más fácil crecer ciudadanos que, en un futuro no tan lejano, tengan interés por conservar los bienes públicos y no solo los materiales, sino incluso los naturales -tal vez no es casualidad que el primer libro que saldrá con pasta dura es el de geografía-, empezando a crear una sociedad más consciente y responsable.
Lo que para alguno es un acto sencillo y sin importancia, es para el autor de estas líneas una estrategia por demás interesante y que puede ser de una utilidad extraordinaria, de implementarse correctamente y acompañada de otras dinámicas.
Otro punto que es de aplaudirse es la inclusión en primaria, para quinto y sexto año, de temas como la diversidad -de culturas, de religiones, de sexualidades, de ideas-, promoviendo en el niño el respeto al otro que, aunque parezca diferente, es una persona que debe gozar de los mismos derechos, oportunidades y dignidad humana sin importar nada otras consideraciones. Hay estudios de sobra que demuestran que una formación temprana en temas que expongan la diversidad humana y el respeto al otro disminuye la discriminación en la sociedad, reduce las brechas sociales y en nada daña o perjudica a los menores, como algunos grupos afirman.
A esto se le suma la colección de textos que el docente podrá seleccionar para complementar sus clases, la vuelta sustancial de materias como formación cívica y ética e historia a manera crítica y reflexiva.
Por supuesto, todo lo anterior solo dará resultado si se cumplen dos condiciones: que el Estado Mexicano se preocupe por los maestros, mejorando sus condiciones laborales, sus salarios, que los capacite constantemente y los acompañe permanentemente, ejerciendo la rectoría de la educación, abandonada por gobiernos anteriores en detrimento de las instituciones públicas.
La segunda nos corresponde a los ciudadanos y principalmente a los padres de familia, involucrándose en la educación de los niños y respaldando a los docentes, especialistas en la materia.
Definitivamente, este nuevo rumbo que pretende fortalecer la educación pública y gratuita, derecho humano consagrado en la Constitución, es un acierto que, así como se hace con los errores, hay que señalarlo.