Aciertos y desaciertos
El poder de la pluma
¿Cuáles son los aciertos que ha tenido el gobierno ante esta pandemia? En primer lugar, la manera de atacar la problemática. Desde que apareció el primer caso de Covid-19 en México, leemos aquí y allá que el país no está tomando medidas necesarias, que no se están realizando pruebas para detectar la enfermedad, que no se toman temperaturas en los aeropuertos ni se cierran fronteras. Ante estos señalamientos, nada mejor que las respuestas del representante de la Organización Mundial de la Salud en México: hacer pruebas a diestra y siniestra no sirve para controlar ni combatir la enfermedad, es un esfuerzo desgastante e innecesario. Tampoco lo son monitorear pasajeros de entrada en los aeropuertos con termómetros ni decretar toques de queda en este momento.
Las acciones del gobierno federal han sido acertadas hasta ahora y el distanciamiento social será clave para desacelerar la propagación del virus y no saturar nuestro endeble sistema de salud. ¿Podemos evitar que miles se enfermen? Es difícil aquí y en los países más desarrollados del mundo, por la característica del virus, pero sí podemos evitar la muerte de miles si entre todos nos cuidamos, seguimos las instrucciones de las autoridades sanitarias y evitamos reventar hospitales y centros de salud.
Otro acierto hasta ahora ha sido no contratar nueva deuda. Ahora salen muchos a decir que El Salvador sí se preocupa por su gente, porque ya cancelaron rentas, hipotecas, pagos de luz y agua en lo que dura la contingencia, tal y como hicieron Canadá, Alemania y Francia. Pero parecen olvidar que no tenemos ni la mitad del tamaño de las economías de Canadá, Francia y Alemania y que El Salvador se endeudará por décadas con el Fondo Monetario Internacional, lo que acabará por asestar un golpe fulminante a su ya de por sí endeble economía. Ser responsable con las finanzas públicas y no contratar préstamos al exterior será la clave para levantarnos después de la crisis. De lo contrario, el golpe podría ser mucho peor que el coronavirus mismo.
Y el último acierto es poner a Marcelo Ebrard (canciller), Hugo López-Gatell (subsecretario de Salud) y Olga Sánchez Cordero (secretaria de Gobernación y quién coordina la política interna) al frente de la lucha contra el Covid-19. Personas ampliamente preparadas que encabezan a los miles de mexicanos del sector público que, de manera profesional y eficiente, se enfrentan día a día a esta crisis y con lo poco o nulo que tengan harán una labor encomiable.
Lástima que esta labor se vea opacada a veces por la irresponsabildad del jefe del Ejecutivo. Porque el gran desacierto del gobierno -y es uno mayúsculoes precisamente la imprudencia y aparente falta de oficio político de AMLO, quien contradice en acción y discurso los esfuerzos de las demás autoridades. Tampoco abonan a sortear la crisis algunos políticos que quieren, vergonzosamente y en un acto inhumano, sacar raja política de una contingencia de escala mundial, desinformando dolosamente, engañando, generando alarma y pánico. Todo con tal de golpear al oficialismo, aunque causen inestabilidad y dividan en tiempos de unidad.