El bloque latinoamericano
Héctor López Ceballos: El bloque latinoamericano
Hace unos días se celebró la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en el Palacio Nacional de la capital del país. El objetivo era que los Jefes de Estado se reunieran y discutieran temas trascendentes para la región, sobre todo aquellos relacionados con democracia, economía, cooperación y los retos que supuso y sigue suponiendo la actual pandemia del Covid-19.
Sin duda la pluralidad ideológica fue un elemento característico de esta reunión. No por nada convergieron personajes que, en tiempos de la guerra fría, bien podrían haber pertenecido a los principales bloques en pugna. Aunque sí hubo simpatías y protestas por igual a los regímenes que encabezan Díaz-Canel y Nicolás Maduro, centrarse en estas tradicionales discusiones sólo distrae y opaca el tema que, a juicio del autor de estas líneas, fue el gran protagonista y que da a México la oportunidad de afianzar su liderazgo regional.
La cooperación, coordinación e integración de un bloque latinoamericano -y caribeño- de estructura similar a la Unión Europea no es un tema novedoso. Desde hace varios años algunos dirigentes han tratado de impulsar una entidad supranacional capaz de integrar profundamente a la región, sobre todo en materia económica. Sin embargo, es en este momento de crisis, pero también de consenso, que el liderazgo mexicano podría alcanzar las aspiraciones que, en otras épocas, tan sólo eran divagaciones y discursos. Que países como Argentina, Uruguay y casi todo Centroamérica y el Caribe apuesten por la unidad regional de una manera tan abierta, es un síntoma positivo que puede comenzar a abrir el camino a lo que en un futuro no tan lejano, sea quizás una Latinoamérica con fronteras más desdibujadas y un proyecto económico conjunto que desarrolle más equitativamente a la región.
Para ello, por supuesto, no basta la intención discursiva o el aplauso, sino la verdadera voluntad integradora a pesar de las diferencias ideológicas. El crisol europeo se concentró en las semejanzas, fortalezas y en el espíritu de cooperación, aún cuando en el mismo bloque convivían fuerzas totalmente contrarias en el espectro político. Un claro ejemplo es la casi retirada Canciller alemana Ángela Merkel, quien fue capaz de trabajar y negociar con fuerzas políticas distintas, logrando alcanzar – aún con las críticas y los desaciertos- los objetivos en común. Si América Latina no empieza a poner por delante el interés colectivo y se centra en ver la paja en el ojo ajeno antes que la viga en el propio (esto no significa, por supuesto, no pronunciarse ante determinadas situaciones internas), la gran idea que hoy se tiene quedará atrapada en los muros de Palacio Nacional.
Extra: la restricción vehicular se va, al menos parcialmente. Una clara muestra de la poca o nula efectividad de la medida es que se cambió el criterio. Ya no importan los contagios u hospitalizaciones, que siguen aumentando, para calificar esta política. Ahora es suficiente con tener un avance importante en la vacunación. Lo dicho: el criterio nunca ha sido claro.