Conmemorando a la Constitución

Héctor López Ceballos: Conmemorando a la Constitución

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El pasado sábado 5 de febrero se conmemoraron 105 años de la promulgación de la Constitución Federal. Como es costumbre, se realizó un evento protocolario en el que participaron los representantes de los tres Poderes del Estado: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. A diferencia del año anterior, la Ministra en retiro (hoy Senadora de la República) Olga Sánchez Cordero, ya no compareció como Secretaria de Gobernación, sino como Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Alta. Como bien se recordará, su posición fue entregada a Adán Augusto López, incondicional y mano derecha del presidente López Obrador.

Cada uno, también como de costumbre, fue leyendo sus loas y vítores hacia la Carta Magna; quizá la más coherente fue Sánchez Cordero, quien a diferencia de su homólogo diputado Sergio Gutiérrez Luna, manifestó su fidelidad no a un hombre, no a un líder moral, sino al Texto Constitucional mismo. Tal vez algo habrá tenido que ver esa actitud de servicio al Estado y no a la figura con su salida de Gobernación.

Pero lo realmente sorprendente en el acto, fue la incongruencia reiterada entre el discurso y el hecho. La cúpula del Poder en México -lo que según la famosa novela Orweliana 1984 sería el Partido Interior, avasalló a los presentes con su férrea defensa y muestra de respeto a los máximos principios constitucionales, aún cuando día con día —por ejemplo— utilizan la tribuna presidencial para arremeter contra los medios de comunicación que, en ejercicio de su labor periodística, critican y revisan al Gobierno en turno. Se llenan la boca de constitucionalidad, al mismo tiempo que expiden Acuerdos en contra de la transparencia en los proyectos y obra pública de la Federación. Claman constitucionalismo, cuando no garantizan el Derecho a la Salud de niños y niñas que, al día de hoy, siguen en espera de que les sea aplicada la vacuna que los proteja del Covid-19. En resumidas cuentas y para no hacer esta columna tan extensa como algunas conferencias, por un lado se proclaman paladines de la constitucionalidad y por otra, discrecionalmente, se ignora, se vulnera o se interpreta la Constitución al calor de la voluntad del capricho.

Tan poco les importa en realidad el Texto Supremo, que hay un asedio permanente en contra de los Órganos Constitucionales Autónomos, garantes precisamente de los derechos fundamentales y de los límites al Poder Público que, en tiempos como los que vivimos, tan incómodos resultan para algunos.

Triste cumpleaños de la del 17, que celebró con ausencia de Estado de Derecho en Guerrero, en las zonas del Bajío y usted dirá en quién sabe qué otras entidades de la Federación. Eso sí, las remembranzas históricas y los buenos deseos del porvenir, adornaron la fiesta de aquella que, a pesar de todo, sigue siendo nuestra mejor herramienta y oportunidad para hacer frente a quienes, en lugar de hombres de Estado, prefieran ser, como en otros tiempos que dicen quedaron en el pasado, hombres de partido o, peor, del individuo.

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