'El Artista Anónimo', lenta y previsible
El poder de la pluma
Fuera del cine del fantástico Aki Kaurismäki, hace un buen tiempo que no veía filmes de origen finlandés como el que hoy atañe. Se trata de “El Artista Anónimo” (One Last Deal), una especie de thriller sobre un comprador de arte, que tiene que hacer todo lo posible por conseguir 10 mil euros para pagar una subasta, donde adquirió un cuadro con características especiales.
El filme que data de 2018, dirigido por Klaus Härö, describe, apoyado de una serie de emociones encontradas, los momentos en que un abuelo, especialista en arte y propietario de una pequeña galería, Olavi Launio (Heikki Nousiainen) convive con su nieto Otto (Amos Brotherus), sin tener el más mínimo deseo ambos se enfrentan a la adquisición de una pintura, que está subvaluada, según los estudios del anciano, aunque no tiene el dinero para adquirirla y volverse acaudalado.
El filme parece intenso desde el inicio, sin embargo algunos detalles de la historia le van quitando fuerza al relato y de a poco propician el desinterés del espectador, que con el paso de los minutos, termina por claudicar.
Dos motivos son esenciales para la falta de contundencia de este largometraje. Si bien, las actuaciones son bastante convincentes, el argumento no permite en ningún momento la sorpresa ni el asombro, pues no ofrece pistas de prácticamente nada de lo que está por suceder.
Por otro lado, el ritmo contemplativo que le imprime Härö a la cinta empieza de una manera cautivadora, describiendo muchos detalles que posteriormente romperán la sorpresa de quienes estamos frente a la pantalla grande, pero el ritmo permanece hasta el final, situación que no ayuda mucho.
Un filme extranjero, de esas latitudes de las que no llega mucho séptimo arte a nuestro país, pero que en esta ocasión queda a deber. En realidad, es una cinta poco recomendable, que a pesar de sus diversos episodios de emotividad a flor de piel, no alcanza el calificativo de palomera, pues una de las máximas del cine es “entretener”, aunque estoy cierto que habrá a quien sí pueda divertir.
Solo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico [email protected] o sígame en mis redes sociales “Cinematógrafo Cero Cuatro” en Facebook y “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.