Los mismos de siempre
El poder de la pluma
Desde mi análisis, la controversia por la cancelación del NAIM solamente demostró lo lejos que estamos de ser una sociedad modelo: ¿Por qué? Nunca se trató de una discusión sobre si una obra beneficiaba o perjudicaba a los ciudadanos, más bien representó una metáfora acerca de quién tendrá el control del país para este nuevo sexenio. Vulgarmente, diríamos que es solo un pleito por saber quién tiene los “tanates más grandes”.
López Obrador se inventó una consulta para justificarse y así demostrarle a los empresarios que las decisiones en su gobierno serán tomadas por él y nadie más que él, incluso sin tomar en cuenta los daños colaterales. Para esto utilizó el arrastre logrado en las elecciones y simuló una consulta plagada de errores y con el mínimo poder de convocatoria. Su consulta fue todo menos ciudadana.
En contraparte, los empresarios se inventaron la debacle nacional del siglo y han impulsado un ambiente apocalíptico que paradójicamente daña más a la economía que la propia cancelación del NAIM. Ellos mismos no paran de repetirle al mundo que México ya no es un buen lugar para invertir, como si estuvieran dispuestos a hundir el barco que ya no controlan, por lo que esta discusión se ha convertido en una lucha entre el poder económico y el poder político.
Aunado a esto, muchos comunicadores no se preocuparon por presentar a la sociedad un verdadero análisis sobre el proyecto que convenía al país, por lo que la información replicada se ha reducido a los argumentos de los interesados, información tergiversada y errónea en la mayoría de las ocasiones.
Finalmente, los ciudadanos han votado mucho más motivados por su filiación o aberración al presidente electo que por un verdadero análisis de los proyectos discutidos. El objetivo es demostrar egocéntricamente quién tiene la razón y sentirse superior al que piensa diferente.
Una consulta que debió unir puntos de vista terminó por polarizar a la ciudadanía, en una discusión tan banal como la construcción de un aeropuerto. Seguimos siendo los mismos de siempre.