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Muchos mexicanos tienen la sensación de que nuestro país es el único que vive momentos económicos y sociales difíciles, pero esto no es así. Ni somos el peor país, ni todos los demás están mejor que México. Muchos lugares del orbe viven momentos económicos difíciles, si no pregúntele a un ciudadano estadounidense desempleado o a un trabajador centroamericano de la baja en sus ingresos. De la frágil economía cubana a la paupérrima Haití. Son realmente pocos los países que están exentos de recesiones económicas y crisis financieras y políticas.

Este fin de semana estuve en Honduras, un pueblo maravilloso, de gente muy amable, que vive una situación económica y social complicada. Debo ser respetuoso de no meterme en asuntos internos del pueblo catracho, solo reflexionaré sobre algunas situaciones. Una tensa calma se percibe. Hay tomas de carreteras continuamente. La forma de manifestarse contra el régimen es la violencia contra la propia sociedad. Tomar carreteras, apoderarse de casetas de cobro o peaje e incluso saquear tiendas son algunas muestras de inconformidad.

Aunque existe un descontento generalizado, que viene de muchos años atrás, por falta de oportunidades laborales que les permitan vivir con un mínimo vital, la gota que derramó el vaso fue la reelección del presidente para otro periodo, a pesar de la prohibición constitucional. El presidente alegó violación a su derecho humano de participación política. La Corte Suprema le dio la razón y, finalmente, tuvo la posibilidad de su reelección.

Los gobiernos de México durante muchos años solo miraban hacia el norte, como la única posibilidad económica y de interacción social posible, hasta ahora con Trump, que tiene una política especial de trato diferente con México, el gobierno de México echa su mirada hacia el sur. Un sur profundo centroamericano. Donald nos exige acciones para detener a las caravanas de migrantes, a nuestros hermanos de América Central, en su afán de llegar a territorio norteamericano o impondrá castigo de aranceles a los productos mexicanos que lleguen a territorio “gringo”.

Veremos en qué termina este dilema. Ya el gobierno de México ha otorgado 30 millones de dólares al gobierno de El Salvador para implementar programas de política pública que impulsen la generación de empleos para dar mayores oportunidades a su pueblo y con esto evitar que sigan llegando a México en busca del “sueño americano”.

Ahora los demás países centroamericanos, en especial Guatemala y Honduras, lo pedirán de la misma forma. Por cierto, Belice, aunque es la entrada a Centroamérica y era también llamada Honduras Británicas, no es considerado geopolíticamente parte de Centroamérica. En Centroamérica Costa Rica siempre es especial. En Nicaragua también hay crisis política económica y social. Como en México, el panorama centroamericano está complicado.

Por cierto, está tan complicado el panorama en Honduras que ni siquiera con su selección nacional de futboll les ha ido bien.

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