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Con motivo de las vacaciones muchas personas hemos acudido a disfrutar de la costa y sus bondades naturales, empero algunos nos hemos llevado la sorpresa de un triste panorama de invasión de zona federal de playa por parte de varios de los dueños de predios que están ubicados en esa zona. Con toda la desfachatez han extendido sus límites de propiedad hacia el mar, llegando en algunos casos a invadirlo. Esto sin que la autoridad pueda solucionar el asunto. No es cosa pequeña.

Es un grave problema, al extenderse uno los demás lo copian, bajo el simple argumento de que o “todos coludos o todos rabones”. La invasión de los gandallas.

Se daña el ecosistema marino, se altera el medio ambiente y se invade la zona federal de playa que está reservada para todos, no para alguien en particular. Desaparece la arena que es sitio de vida marina y se afea el lugar por piscinas particulares y bloques de cemento. Es el abuso del gandalla.

Yo me pregunto: ¿La autoridad en todo este problema en que parte interviene? Me atrevería a sostener que todos los puertos de Yucatán y algunos de otros estados como Quintana Roo (Holbox) y hasta Campeche tienen este grave problema.

La autoridad ha sido rebasada por estos inconscientes particulares que abusando de la anarquía que reina hacen estas atropelías porteñas. Es la invasión de los gandallas.

Si una persona desea caminar junto al mar no lo puede hacer porque en algunos casos la invasión es dentro del mar. La línea de base marítima (el lugar a partir de la cual se empieza a contar la anchura de los mares, como el territorial o la zona contigua e incluso la zona económica exclusiva) ha sido rebasada. Es necesario que la autoridad recobre su capacidad de mando (ius potestatis) para recuperar esta zona ecológica natural de nuestras bellas costas mexicanas.

Da la sensación de que en algunas ocasiones, en nuestro país, no hay autoridad, impera la ley del más fuerte o del más pudiente.

Que le quede claro a todos, lo único que tiene que hacer la autoridad a la que le competa es cumplir la ley, nada más, no hay amparo que proteja a quien incumple la ley, cuando ésta es declarada constitucional.

No debemos permitir que cada quien haga lo que se le pega la gana ante la pasividad de la autoridad. Apelamos a la recapacitación de los dueños de predios costeros que se han extendido, para que quiten sus construcciones y que los demás no lo hagan; es por el bien de todos y de nuestra naturaleza. Podemos vivir en armonía si respetamos la ley. En lugar de tortugas y palmeras un día nos encontraremos con gruesos bloques de cemento abarcando todo nuestro litoral.

Reitero, es la invasión de los gandallas.

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