Diálogo y deconstrucción
El poder de la pluma
Alguien me hacía reflexionar sobre para qué nos sirve filosofar. Me cuestionaba: ¿Qué ganamos si hacemos reflexión filosófica? Efectivamente, si vemos la filosofía como un tema al cual hay que sacarle provecho utilitario en concreto, pues ya fallamos.La filosofía no sirve para eso. Si alguien ama el dinero seguro llega aalg, pero si le gusta la reflexión sobre la sabiduríaes probable que llegue a Platón o Epicuro o quizá hasta Dios.
En estos tiempos posmodernos, donde parece que las cosas son desde la óptica del otro, y cada quien tiene su razón sobre las cosas, da la impresión de que dialogar es un ejercicio estéril. Ante la vida acelerada y con grandes tendencias al utilitarismo, entendiendo por éstesacarle provecho a todas las acciones que el hombre realiza,en general muchos individuos nos hemos olvidado de dialogar. Las personas no dialogan, imponen criterios y formas de pensar sin entrar en razón.Los imponen a fuerza con los elementos sociales que tienen en su poder: el laboral, el moral e incluso el religioso, etc.
La filosofía nos puede servir como terapia de vida. Algunas personas han encontrado en la reflexión filosófica un relax psico-emocional para su día a día. En general, las personas nos interesamos por cosas que nos generan utilidad palpable, algún beneficio directo. Desprecian la filosofía por considerarla poco útil. Las personas no suelen hacer reflexión filosófica en su quehacer diario. ¿Filosofar para salir de dudas? No, al contrario, para entrar en ellas.
La enciclopedia electrónica de la Real Academia Española (RAE) refiere que dialogar es: “Hablar en diálogo” y diálogo es: “Plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos”. De esto se trata dialogar. Hacer del diálogo un instrumento en busca de la sabiduría. Deconstruir dialogando para avanzar en la búsqueda de la idea de que cada quiense redescubra en su esencia humana. Aunado a esto es importante destacar que en un diálogo deben existir turnos en el uso de la palabra o intervenciones. La filosofía es fundamentalmente diálogo. Así se inicia con Platón.
Dialogar es un ejercicio intelectual de confrontar ideas, opiniones o, como asevera Gilbert Hottois: “El diálogo es, por tanto, el arte de la discusión, en el sentido de debate, esto es, de intercambio de argumentos y de objeciones que se presentan de modo racional”.
Dialogar es darse la posibilidad de conocer al otro. Es descubrir, no encubrir, aunque también hablar mucho de uno mismo, como diría Nietzsche, puede resultar una buena forma de ocultarse.
Rene Descartes dijo: “Vivir sin filosofar es propiamente tener los ojos cerrados, sin trata de abrirlos jamás”. Propuestas para filosofar hay muchas, algunas muy interesantes. Puede ser una buena alternativa filosófica dialogar. Otra combinación posible es hacer filosofía deconstruyendo. La mayoría ha realizado lo contrario, construir para crear filosofía. Empero si invertimos el orden puede ser un ejercicio intelectual interesante.