Nuestra democracia líquida

José Luis Ripoll Gómez: Nuestra democracia líquida

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La democracia es, pues, la menos mala de las desviaciones. Porque no es sino una ligera desviación de la forma correcta de gobierno Aristóteles

Aristóteles de Estagira fue la cumbre excelsa del pensamiento filosófico de la antigüedad. Sistematizo la reflexión sobre la sabiduría. Fue también el primer gran comparativista ya que analiza más de 50 constituciones de su época. En sus obras diseña auténticos cuadros sinópticos, esquemas, teorías y reflexiones. Uno de esos análisis son sus formas de gobierno, que divide en dos grupos, las formas puras y las impuras. Las primeras se producen cuando los gobernantes ejercen el poder de manera adecuada viendo ante todo la mejora del pueblo. Las segunda son las diferentes posibilidades de las desviaciones de las puras, es decir, cuando el gobernante se separa de la voluntad del pueblo y tiene propósitos perversos. Le democracia es una primera forma pura de gobierno porque el gobernante entiende la voluntad del pueblo.

Para Aristóteles la democracia es la menos mala de las formas de gobernar. En cambio, Sócrates y Platón están en contra de la democracia. Porque en ella todos participan y en las sociedades muchos individuos no tienen la preparación para emitir juicios con argumentos válidos. Sócrates es la primera víctima de la democracia. Recordemos que es condenado por los gobernantes de la época a beber la cicuta por corromper a la juventud y dudar de los dioses. Por su parte, Platón sostenía en contra de la democracia que esta terminaba en demagogia porque los políticos abusaban de la incapacidad política del pueblo. Para Aristóteles todos los seres humanos podemos hacer política, porque somos animales políticos. Se atrevió a sostener que los únicos que no necesitaban de vivir en sociedades eran los dioses y las bestias.

José Ortega y Gassett refirió así a la democracia: “Cuidado de la democracia. como norma política parece cosa buena, pero de la democracia del pensamiento y del gesto, la democracia del corazón y de la costumbre es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad”. Hay quienes refieren a la democracia como una panacea en nuestras sociedades. Sin embargo, lejos de serlo, es un sistema de asegunes. Una forma de vida que va más allá de procesos electorales o voluntades de mayorías. La democracia real también contempla la participación de minorías como los grupos de homosexuales y lesbianas y las otras formas de identidades y preferencias sexuales.

En la democracia todas las voces deben estar garantizadas, incluso de las minorías. Por tanto, la democracia es un sistema inacabado de conflictos permanentes. Se construye todos los días. En palabras de Theodore Roosevelt: “Una gran democracia debe progresar o pronto deja de ser o grande o democracia”. En la visión del sociólogo Zygmun Bauman vivimos tiempos de democracia líquida, todo se diluye, es frágil, transitorio y con fecha de vencimiento.

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