Gandallas y asuntos viales en Yucatán

José Luis Ripoll Gómez: Gandallas y asuntos viales en Yucatán

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En varias oportunidades hemos sostenido que en nuestro país se ha desarrollado una cultura del gandalla, es decir, del abusivo o quien tiene malas intenciones.

¿Existe un área de ingeniería de tránsito en Yucatán? y si lo hay, ¿desarrolla un trabajo eficaz? La cultura del “ahí se va” parece anteponerse a la inteligencia vial. En las labores de mantenimiento que se realizan en camellones, parques o áreas comunes, los conos preventivos los ponen en el mismo lugar donde las personas desarrollan su trabajo, cuando se deberían ubicar a varios metros de distancia como medida preventiva; en otras ocasiones se hacen labores de mantenimiento vial en “horas pico” de tráfico lo que ocasiona congestionamiento vial. Estos empiezan a convertirse en un grave problema. Algunas zonas del periférico meridano nos recuerdan a la Ciudad de México.

El trámite para adquirir licencias de conducir en Yucatán es obsoleto, caduco, superado por la dinámica social. En otras latitudes, no se hace prueba de manejo, bajo la lógica que aun adquiriendo la licencia, siempre el conductor será el responsable de los daños físicos y materiales que pudiera ocasionar.

Luego de pagar el derecho, sigue la mítica “prueba de manejo”, evento risible de estacionar el vehículo en reversa sin majar rayas de colores, si el aspirante roza o yuxtapone algún neumático con la raya indebida, fracasa en su intento y le impide seguir con los exámenes escrito y de la vista. “La prueba de manejo” no mide nada, realmente no es una prueba, es solo un obstáculo para hacer este trámite más burocrático. En el día a día los conductores nos encontramos con miles de situaciones más complicadas que estacionar el carro correctamente. La persona que conduce un vehículo puede cometer varios delitos, él será responsable, con licencia o sin licencia. Con todo respeto debería la SSP repensar este trámite engorroso, con la finalidad de modificar esta absurda “prueba de manejo”.

A los mexicanos en general y, a los yucatecos en particular, nos hace falta mucha educación vial. Cruzar una glorieta en la ciudad resulta toda una odisea. Aunque siempre se ha recomendado “el manejo a la defensiva”, hacer alto total cuando no viene algún vehículo, resulta absurdo. Muchos no saben cómo circular por las glorietas. Otro error constante de muchos meridanos, es no usar luces para señalar vuelta, no lo acostumbran, incluso llegan a detenerse intempestivamente sin señales preventivas.

La lógica en los señalamientos por parte de la ingeniería de tránsito falla constantemente. Por ejemplo, hay carriles que desaparecen de “buenas a primeras” y pueden generar accidentes, verbigracia, el cruce de Colón con avenida Paseo de Montejo. Hay señales donde indican máximo 40 k/h que nadie respeta porque si lo hacen van contra la lógica del fluido vehicular. Algunas personas compran pintura amarilla y marcan arbitrariamente el filo de la banqueta con la intención de que nadie estacione su automotor o ponen cubetas o piedras para separar el lugar. Jurídicamente es falta administrativa. Es la cultura del gandalla.

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