Venta de filósofos
José Luis Ripoll: Venta de filósofos.
“Pásenle, pásenle, llévese a su filósofo preferido a casa”, es el pregonar del encargado de un puesto de mercado en donde se realiza una imaginaria venta de filósofos. ¿A cuál de ellos llevaría para dar sustento a su vida?
El catálogo es vasto. Los hay de diferentes escuelas filosóficas. Desde presocráticos, racionalistas a posmodernos. Existencialistas hasta idealistas. Hay promoción con descuentos a meses sin intereses tipo venta nocturna de empresa mercantil con nombre de ciudad inglesa, cuyo eslogan presume altaneramente ser “parte de tu vida”.
Se exhiben idealistas como Kant, cuya idea ética fundamental gira en torno al concepto de los imperativos categóricos y la buena voluntad, es decir, el deber por el deber. Actuar de tal manera que esos actos aspiren a convertirse en ley universal. Sostuvo: “Vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros”. La organización en nuestra mente de lo que las cosas nos dan es el conocimiento. Lo que significa que es una combinación de los sentidos y nuestra estructura cognoscitiva.
También hay posmodernos como Nietzsche, quien propone que: “La verdad es la mentira más eficiente”, por lo tanto, no existe. “No hay hechos morales, solo una interpretación moral de los hechos”, la moral depende de quien la plantee y de la forma en que se exponga. Además, sostiene que Dios, como razón, ha muerto y nosotros, los seres humanos, somos los asesinos.
En el mercado hay devaluados marxistas, poco comprados y en crisis total. Sostienen que no es la conciencia social la que determina nuestra forma de vida, sino la forma en que vivimos la que determina lo que pensamos. Por eso son materialistas. Las relaciones humanas son impulsadas por nuestra materialidad social. Son ateos y catalogan la religión como mal social.
Se venden filósofos teólogos como San Agustín y Santo Tomás de Aquino. El primero esgrime no saber qué es el tiempo como categoría filosófica, a tal grado de sostener que si no se lo preguntan, sí lo sabe, pero si se lo preguntan, ya no lo sabe. El segundo, es un gran conocedor de la filosofía clásica griega. Se cuestiona lo que muchos algún día hemos indagado sobre la existencia y las dudas sobre Dios, por ejemplo, si Dios ¿vive o no vive? ¿Lo ama o no lo ama todo? En él, ¿hay amor? ¿Tiene libre albedrío? O ¿Hay voluntad del mal en Dios?
Como en todo buen mercado hay para todos los gustos. Se rematan pesimistas como Arthur Schopenhauer, quien entiende que el hombre está condenado a sufrir, su destino es esa condición. Para él, el ser humano vive en una perpetua infelicidad, es decir, padece sufrimiento e insatisfacción. “Este mundo es el peor de todos los mundos posibles”, llegó a plantear.
No podrían faltar los hedonistas. Muy utilizados hoy día, en un mundo donde el placer inmediato juega un rol importante. Aristipo es el más adquirido. Considera que la felicidad inmediata es el propósito del hombre y se logra con placer inmediato y material. Todo lo que proporciona placer nos aleja de la maldad, sostienen los hedonistas.
En este mercado de utopías, hay para todos los gustos y sabores. ¿Con cuál se queda?