Sin respeto... no hay crecimiento
El poder de la pluma
Hoy estamos viviendo una vida totalmente diferente y nueva, que, a la vez, es cambiante constantemente. La gente anda más preocupada que ocupada en sus propias cosas, pero sin perder la oportunidad de meterse y opinar sobre las cosas del vecino. Tenemos que tomar en cuenta que existe una línea muy delgada entre el ser irreverente y el ser irrespetuoso. La irreverencia causa admiración y la falta de respeto causa repulsión. Pero antes de poder respetar a los demás, debemos empezar por respetarnos a nosotros mismos. Con la poca paciencia y tolerancia que encontramos en la calle hoy, debemos ocuparnos en hacer valer nuestros derechos y evitar que nos falten al respeto.
Aquí te menciono cinco errores que cometemos y provocan que la gente nos falte al respeto:
1.- Falta de valor.- Cuando no tienes valor por ti mismo, estás propenso a permitir que la gente abuse de ti y cruce todo tipo de líneas contigo. Tú sabes cuáles son tus alcances y tus metas, ve por ellas. Si no puedes solo, busca ayuda, pero primero tienes que empezar por reconocer lo que vales como persona y ser humano, para poder desarrollarte y no permitir abusos.
2.- Imitar o igualar.- Cuando tratas de ser otra persona se nota a la distancia. No tienes que tratar de ser nadie más, simplemente sé tú y que la gente te quiera y valore por quien eres y no por lo que pretendes ser. Tu esencia es única y es lo que te permite diferenciarte de los demás. Cuando la gente descubre que eres un imitador, es muy cruel y ataca muy fuerte.
3.- Tratar de caerle bien a todos.- La más común, diría yo, de todas. Sobre todo cuando se trata de grupos nuevos a los cuales queremos pertenecer, perdemos el tiempo tratando de que todos opinen positivamente de nosotros y caerles bien, aunque no seamos el alma de la fiesta. Este es el principio del fin. Mejor respeta las opiniones de los demás y sé feliz, respetándote cómo eres y ya.
4.- No pensar lo que decimos y no decir lo que pensamos.- En pocas palabras, no hablemos por hablar, pero no nos quedemos callados sino que digamos lo que realmente pensamos. Se congruente eso sí entre lo que piensas, lo que dices y lo que actúas, esto habla de tu integridad como persona. Cada quien tiene su opinión, hay que respetar y seguir adelante.
5.- Permitir que crucen la línea.- Cuando permites que alguien cruce la “raya”, estás propenso a seguir siendo permisivo con las faltas de respeto de los demás. Se claro desde un principio y pon los límites permitidos.