El Juego del Calamar… cruda realidad

Juan Manuel González Ponce: El Juego del Calamar… cruda realidad

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Esta serie que ha creado muchas expectativas en los televidentes tiene lados ambiguos, pues independientemente de que es entretenida, en ocasiones tiene momentos depresivos. Definitivamente es una serie que engancha, pero deja también entrever muchas cosas que hoy estamos viviendo como sociedad. La extrema polarización de las cosas crea conflictos por donde sea e, incluso, ocasiona muchas faltas de respeto entre la gente involucrada. La paciencia y la tolerancia han recortado su brecha y ahora se es más explosivo, no aguantamos lo que aguantábamos antes, ni en cantidad, ni en calidad.

Por eso aquí te comparto 5 mensajes que nos deja el Juego del Calamar:

1. La codicia no tiene final feliz: Ningún desenlace que conlleve el estar obsesionado en adquirir cada vez más dinero, bienes y demás, puede tener una final feliz. Si estamos claros que el dinero no lo es todo en la vida, aunque sea necesario y facilita la resolución de algunos problemas, definitivamente estamos claros que no nos otorga la felicidad, es comprada. Se pierde incluso el sentido del tiempo y de la gente y al final, hasta los sentimientos.

2. Valora a tus familiares mientras los tienes: Raramente escarmentamos en pellejo ajeno. Tenemos que experimentar nosotros el dolor en ocasiones, para entenderlo de la mejor manera. Muy marcado con nuestra familia directa, nos damos cuenta que posponemos la convivencia con ellos para otro día, y así, se nos pasa la vida. Cuando ya no están, es cuando nos arrepentimos de no haber realizado lo que tuvimos en nuestras manos.

3. Una verdadera amistad, no tiene precio: Los amigos reales, desgraciadamente solo se prueban en las malas. Esos que se quedan contigo a pesar de lo que suceda y se remojan contigo en el lodo. Cada vez hay menos de esos, que por un centavo venden su amistad a alguien más. Ya no hablemos de lealtad o fidelidad, pues escasea cada vez más.

4. Nunca te permitas llegar a estar mal: A pesar de que en nuestro camino es una obligación tomar malas decisiones, jamás llegues al extremo de ir una tras otra. Analiza constantemente tu vida para poder evaluar y retomar el camino cuando realmente sientas que la brújula está desviada y ya no puede permitir más daño a tu vida.

5. No te enganches: Si hay algo que no está funcionando en tu vida, suéltalo, solo te seguirás haciendo daño. No importa si es material o espiritual, si es profesional o personal, si no dejas ir, esa situación te arrastrará con todo lo que esté a tu alrededor.

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