La semana pasada comentábamos que “Grace” estaba dando dolores de cabeza con su comportamiento de subir y bajar en su desplazamiento, pero en el rango de su incertidumbre con tendencia hacia la Península de Yucatán, nos quedamos en que nos impactaría por algún lugar de la costa centro y norte de Quintana Roo, ¿y qué fue lo que pasó?, pues resulta que la noche del miércoles 18 y madrugada del 19 de agosto, se esperaba el peor escenario, ya que en su camino había una piscina de agua muy caliente en el mar Caribe y supuestamente alcanzaría a ser un huracán de intensidad mayor, algo que sí sucedió, pero cuando impactó al estado de Veracruz. 

Sucedió lo inesperado, aire seco se le empezó a colar por su costado sur y eso le impidió crecer, solo se mantuvo como huracán moderado categoría 1 de la escala Saffir-Simpson y así llegó a un punto de la costa entre Tulum y Punta Allen llamado Punta Piedra, por ahí ingresó con vientos sostenidos de 140 km/h y rachas de hasta 170 km/h, sobre todo en su centro y cuadrante noreste a eso de las 4:50 horas, casi amaneciendo tomó rumbo oeste pasando primero por la zona arqueológica de Chemuyil, luego se adentró a la selva de la zona maya de la Península de Yucatán alcanzando al poblado de Tihosuco a eso de las 8 horas, ingresó al estado de Yucatán entre Ichmul y Chikindzonot, zonas donde dejó acumulados de lluvia cercanos a los 150 lt/m2, ya degradada como tormenta tropical fuerte, siguió su avance y alcanzó a pasar por las cercanías de Oxkutzcab, Ticul y Muna a eso de las 14 horas, siempre como tormenta ya no tan fuerte, pero sí con lluvias cercanas a los 150 lt/m2. Después cambió un poco su rumbo al oeste y noroeste para salir de la entidad en las cercanías de Halachó a eso de las 16 horas, y dirigirse a un punto entre Celestún e Isla Arenas donde por fin abandonó la Península a eso de las 17 horas. 

En todo ese tiempo una vez que entró a tierra su centro se expandió de tal forma que sus efectos, sobre todo sus vientos en rachas, se situaron en su cuadrante noreste prácticamente a la misma velocidad del centro del sistema; en el centro del Estado y principalmente en Mérida y su gran zona metropolitana, la población estaba contenta porque creía que se había salvado, pero “Grace” que era el peor ciclón tropical desde el paso de “Isidore” les tenía preparado una desagradable sorpresa, ya que a partir de las 13 horas en Mérida comenzaron a sentirse las poderosas rachas de viento casi huracanadas hasta las 17 horas, los vientos se mantuvieron entre 60 y 70 km/h sostenido y rachas arriba de 100 km/h que alcanzaron un máximo de 117.7 km/h en el noreste de la capital a las 15 horas, y en el suroeste de Mérida de 106 km/h, que pusieron en jaque a toda la gran metrópoli del sureste mexicano, comenzando a darse el caos entre la población. 

Le continuamos la otra semana.