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¿Tomarías como cierta la idea de que los seres humanos poetizamos nuestra vida? Quizá no lo hacemos de manera consciente y probablemente seamos muy pocos quienes nos damos cuenta; pero el hecho está ahí, y es más natural de lo que creemos.

Piensa en el último momento íntimo que tuviste contigo mismo. ¿Qué te dijiste? ¿Cómo fueron las palabras que escogiste para describir tus circunstancias? Es probable que hayas recurrido a ejemplos, metáforas o analogías para dialogar con tu existencia. Si en tu actualidad todo es armonía, posiblemente tus palabras brillaron entre los tonos de un amanecer o el cantar de los pájaros. Si por el contrario tu camino se ha tornado difícil, los relámpagos, los truenos y una sombra gris fueron quienes acompañaron tus oraciones.

En “Mariposas y vacío”, poema de Virginia Woolf, encontramos una serie de versos escritos en prosa que dibujan una escena en nuestra mente y la adornan con imágenes reales y familiares. En esta ocasión el papel más importante que tomamos no es el de lectores, sino el de espectadores.

Todo comienza con una acción que podemos visualizar: la voz poética cierra los ojos y toma un libro al azar, lo abre y comienza a leer. A la par, miles de mariposas aparentes comienzan a revolotear alrededor suyo. Unas brillan con el reflejo del sol y otras se pierden de vista cuando alcanzan la obscuridad del techo.

Entre las mariposas aparentes que sí podemos distinguir destacan aquellas cuyas alas revolotean emocionadas porque han retomado la vida. Son muchas y son diferentes; algunas son grandes y otras apenas son libélulas pequeñas y frágiles que vuelan y caen, ocupándolo todo, matizando el suelo como quien reclama nuevos lugares. Los versos transcurren y de pronto las mariposas aparentes quedan aisladas para dar pie a la voz poética, quien, tras días de convivir con ellas y observarlas conscientemente, afirma que las mariposas le temen a algo: al vacío.

Es posible leer y entender otra historia detrás de los versos. Para la autora, describir mariposas fue una manera más amable, y menos triste, para referirse al polvo. Ese polvo de olvido que acompaña su soledad, su aislamiento y su conocida condición depresiva. ¿Cómo algo tan doloroso y tormentoso puede convertirse en un magnífico poema que emana luz y vuela en forma de miles de mariposas? No lo sabemos, pero agradecemos sonrientes. Entendiendo que las personas poetizan la vida porque en ocasiones necesitan amortiguar la realidad.

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