Muertos en vida
Hay gente que tiene todo para ser feliz, pero buscando la felicidad lo pierde todo.
A veces no basta una vida entera para descubrir que no se está realmente vivo; me refiero a las personas que pasan sus días automatizadas, haciendo de todo, menos lo que realmente quieren hacer… Desde mi personal punto de vista, no puede llamarse a eso vida, vivir no es despertar y actuar programado y dirigido por un sistema, vivir no es ser alguien que no quieres ser, por el simple hecho de tener contentos a otros. Hay que tener valor para vivir de verdad, valentía para enfrentar tus sueños, retar tus temores y superar tus miedos. Este pensamiento cobró más fuerza en mí al terminar de leer la primera novela de James Nuño, Los no muertos, obra que narra la vida de cuatro personajes, tan reales, simples y normales, que creí conocerlos desde hace mucho tiempo. En sus siete capítulos se relata la historia de personas que quieren cambiar su vida pero no hacen nada para lograrlo. Ante lo rutinario y predecible, surge un problema, una epidemia se apodera del lugar, los personajes deben huir y hacer todo lo posible para salvar su vida, esa misma que los tiene molestos e inconformes.
Al estar tan cerca de la muerte descubren que tal vez todo este tiempo han estado muertos en vida. ¿Cuál es la diferencia entonces? “Viven felizmente tristes, sonrientemente jodidos, satisfactoriamente quejándose de la asquerosa vida que llevan”, dice Nuño, lo cual me resultó cruda y tremendamente real. Hay gente que tiene todo para ser feliz, pero buscando la felicidad lo pierde todo.
Vives si disfrutas lo que haces; si, al despertar, una ilusión te impulsa con energía a continuar; vives cuando a pesar de los problemas confías en encontrar soluciones, pero, sobre todo, trabajas y te esfuerzas por hallarlas. Vives cuando pones lo mejor de ti en cada acto que emprendes, cuando amas, cuando ayudas, cuando miras a tu alrededor y descubres que el mundo está lleno de bendiciones, entonces eso es vivir.
No hace falta estar al borde de la muerte para pensar y meditar por un momento si acaso estás muerto en vida; recuerda que no es necesario morir para dejar de estar vivo.