Enfermedad común
El Poder de la Pluma.
MÉRIDA, Yucatán.- Como ustedes saben, desde que salí de la carrera he estado laborando como médico de urgencias, lo cual me ha permitido ver un sinfín de padecimientos, pudiendo con ello considerar cuáles podrían ser más comunes que otros.
Existe uno bastante frecuente e interesante, tanto que me ha motivado a escribir este artículo, pese a que previamente ya he hablado de él.
Expongo el caso de manera ficticia, pero retomando lo que usualmente veo en el consultorio; si usted ha sentido algo similar, póngase alerta, pues es hora de tratar su salud y salvar su felicidad.
Se trata de un paciente de sexo y edad indistinta, aunque realmente suele ser más común en mujeres de 20 años. Llegan a la consulta y suelen referir palpitaciones cardíacas, usualmente mareos o náuseas, dolor del cuello o espalda por contracturas musculares, colon inflamado, gastritis, sudoraciones, entumecimientos de las manos, de los hombros o de los pies, en especial de la mano o brazo izquierdos; suelen sentirse intranquilos, o nerviosos y tienen miedos que hasta a ellos les parecen absurdos.
A veces refieren sentir la necesidad de huir de problemas y suelen tener a algún familiar que les dice que su problema es que piensan y se preocupan demasiado por las cosas y que sería mejor que pensaran en otras para relajarse.
Con todo lo anterior y sin encontrar alguna patología agregada, asociamos un síndrome de ansiedad generalizada, a la que la cultura popular le ha puesto el nombre de “padecimiento de los nervios”, haciendo pensar que es realmente algo que está en la mente y que si se olvida desaparecerá, situación que jamás pasará, pues una parte del cuerpo está dañada y es necesario repararla para poder ver los “colores del mundo como realmente son”.
Para explicarme mejor: imaginemos al cerebro como una pasa gigante; está formado de células en forma de estrellas de mar llamadas neuronas, digo estrellas de mar pues tienen unas patitas que se mueven y se conectan con las patitas de otras células. Entre esas patitas se comparten sustancias químicas llamadas neurotransmisores, encargadas de cómo funciona el cuerpo y el estado de ánimo y ahí está el problema, pues ese proceso de intercambio de sustancias llamado sinapsis es el que está dañado y, por lo tanto, no se crean suficientes neurotransmisores.
No es una enfermedad que se cure con dejar de pensar en la cosa que nos altera, los pacientes realmente presentan los síntomas comentados, pues hay algo palpable pero microscópico que está causándole un daño y no basta con acudir al psicólogo para que sea resuelto pues, como mencioné, sí hay un órgano fallando: el cerebro.
La magia está en poder llegar a un adecuado diagnóstico y poco a poco ayudar a mejorar esta sintomatología; el psiquiatra es el especialista que puede apoyar, pero hay que ser pacientes, pues la mayoría de los medicamentos requieren semanas para empezar a funcionar y estabilizar esos neurotransmisores. La vida es increíble, aunque a veces hay enfermedades que no nos permiten observarlo, pero no hay que enloquecer, todo tiene solución.