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Este 20 de noviembre la ONU celebra el Día Universal del Niño. Fue en fecha similar de 1959 que se aprobó la Declaración de los Derechos del Niño y más tarde en esa misma fecha pero de 1989 se acordó el texto final de la Convención sobre los derechos del Niño.

Conviene entonces reflexionar en torno a Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) y conocer y entender cómo interactúan frente al delito, sea como víctimas o imputados. Igualmente resulta prioritario conocer cómo experimentan vivir en los entornos violentos que caracterizan a diversas zonas del país. Tristemente la violencia contra los NNA también ocurre en sus entornos familiares, el caso de Yucatán es de llamar la atención en este último aspecto.

Según las cifras oficiales, la violencia en contra de niñas, niños y adolescentes en diversos entornos ha aumentado, cuestión de gran relevancia porque México sigue siendo un país de jóvenes, con un cuarto de su población total, o más, en este grupo que el próximo año alcanzará su porcentaje más elevado.

Ante todo los jóvenes son víctimas: en promedio cada 40 minutos es asesinado un joven entre 15 y 29 años en nuestro país, la mayoría en la vía pública. En números esto significó, el año pasado, 13,271 homicidios de jóvenes. El organismo México Evalúa realizó un análisis a partir de los datos definitivos de defunciones por homicidio para 2018 publicados por el Inegi y encontró características muy relevantes que nos dan cuenta de cómo la inseguridad afecta a la juventud mexicana y particularmente a las mujeres.

Una de las que más llama la atención es el hecho de que solo 8 por ciento de los asesinatos de hombres jóvenes ocurrió en el hogar, mientras que entre las mujeres ese porcentaje llegó a 19 por ciento. Esto significa que persiste un alto grado de violencia para las mujeres jóvenes y niñas en su propio hogar, más del doble de los de niños y jóvenes hombres.

Por otro lado está el panorama de los jóvenes como imputados de delitos, un tema que suele causar escozor si no es que indignación cuando se llegan a conocer delitos atroces cometidos por jóvenes, a quienes se desearía aplicar penas más elevadas. La realidad, sin embargo, es que los delitos que más cometen no son estos hechos tan impactantes, por el contrario se trata de conductas menores en su mayoría derivadas del entorno adverso en el que viven.

El Inegi reportó que en 2018 se iniciaron en el país 26,924 investigaciones ministeriales en las que personas de este grupo etario aparecieron como imputadas. Para poner esto en perspectiva esta cifra solo significó 1.42% de las carpetas que se iniciaron teniendo como imputadas a personas adultas en ese mismo año.

Los delitos por los cuales se iniciaron investigaciones con adolescentes como imputados fueron, en Yucatán: 28% por robo, 26% por lesiones, 12% por daño a la propiedad ajena y 6% por amenazas. A nivel nacional fueron 27% por robo, 16% por lesiones, 11% por narcomenudeo y 9.2% por violencia familiar. Se puede observar que, a diferencia del país, en Yucatán los jóvenes aún no entran al delito de narcomenudeo de manera significativa.

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