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La trágica muerte de la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso, y su esposo, el coordinador de los senadores panistas y antecesor suyo, Rafael Moreno Valle, es un golpe fuerte en la línea de flotación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a menos de un mes de su inicio, y se suma a otros acontecimientos que sacuden a la Cuarta Transformación, como la toma de San Lázaro por organizaciones campesinas, las rectificaciones sobre la marcha a “errores” en el Presupuesto de 2019 y los problemas con organismos financieros internacionales por los bonos del nuevo aeropuerto.

Quieran o no los estrategos de la 4T, el accidente al helicóptero de la pareja más poderosa de Puebla genera todo tipo de especulaciones, como ya se ha hecho manifiesto en las redes sociales, por el desaseo con que el mandatario federal trató a la gobernadora y el escándalo que rodeó su toma de posesión –con la ausencia total del gobierno lopezobradorista-, de modo que lo menos que se puede pedir es una exhaustiva investigación que no deje ninguna duda sobre las causas del accidente y que en las próximas elecciones en esa entidad queden fuera las manos de quienes son evidentemente interesados en quitarle al PAN la gubernatura, en primer término Miguel Barbosa, el derrotado candidato de Morena (por decencia ya debió anunciar que él no contenderá).

Qué difícil tesitura ésta en la que se halla el presidente. Recuerda otras crisis derivadas de trágicos accidentes aéreos, como el ocurrido el 5 de noviembre de 2008, cuando murió Juan Camilo Mouriño Terrazas (37 años), entonces secretario de Gobernación, dedo chiquito y casi seguro aspirante a sucederlo de Felipe Calderón Hinojosa.

Fue en pleno centro de la Ciudad de México, donde se estrelló, cuando llegaba de San Luis Potosí, el Lear Jet de transportes presidenciales en que viajaba, además del titular de Segob, José Luis Santiago Vasconcelos, subprocurador encargado de la estrategia contra el narcotráfico en la presidencia calderonista.

Fue un duro golpe para Calderón, quien nunca disimuló el afecto paternal que sentía por Juan Camilo, y para su presidencia.

Otro secretario de Gobernación del segundo presidente panista de México, Francisco Blake Mora, falleció el 11 de noviembre de 2012, cuando el helicóptero en que viajaba rumbo a Cuernavaca se desplomó en Chalco. Con él murieron otras siete personas.

Un accidente trágico más con un secretario de Gobernación involucrado ocurrió la noche del viernes 16 de febrero de 2018, en Jamiltepec, Oaxaca.

El helicóptero de transportes presidenciales en que viajaban Alfonso Navarrete Prida y el gobernador oaxaqueño, Alejandro Murat, se desplomó sobre un grupo de personas y mató a 13 de ellas y dejó heridas a 15. Ninguno de los dos funcionarios murió.

Habían viajado a esa población para inspeccionar los daños causados por un sismo.

Por el bien de México, de su presidencia y de la frágil paz social, Andrés Manuel debe ser el primer interesado en que se aclare lo ocurrido en Puebla.

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