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Ya lo dejó ver el presidente y lo dijo con todas sus letras: si Morena se echa a perder, renunciaría sin dudarlo al partido que fundó. Han pasado poco más de cinco meses desde aquel amago mañanero y tal parece que los días de López Obrador en su actual trinchera política pudieran están contados.

La opción parece clara, creada ipso facto para ese fin. De la mano del corporativismo de la vieja guardia, Andrés Manuel tiene una puerta abierta en el partido que se gesta en el interior de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), que comanda Pedro Haces.

Este último, senador con licencia por Morena y suplente de Germán Martínez, quien fuera a su vez ex presidente del PAN y ahora converso obradorista. Nadie sabe para quién trabaja ni tampoco cómo se gestan este tipo de alianzas inimaginables, pero lo cierto es que si AMLO se va, el padrón que tanto se pelean Polevnsky y Ramírez Cuéllar se va con él.

Dicen que en esas anda el líder de la CATEM, dando impulso a la conformación del partido Fuerza Social por México, organización que no figuró durante los primeros 10 meses del proceso organizado por el INE, pero que ha tenido un destello de efectividad en este 2020, posición que lo ubica prácticamente a un paso de lograr el registro.

“Si el partido que ayudé a fundar, Morena, se echara a perder, no solo renunciaría a él; me gustaría que le cambiaran de nombre porque ese nombre nos dio la oportunidad de llevar a cabo la Cuarta Transformación de la vida pública del país, entonces no se debe manchar ese nombre”, comentó el presidente Andrés Manuel durante su conferencia matutina a finales de agosto del 2019.

Hoy en el Movimiento de Regeneración Nacional se rasgan las vestiduras buscando la forma de conciliar el ADN perredista que les heredó las dañinas tribus. Con dos dirigentes que pelean por la corona no ven el riesgo latente de quedarse sin el que realmente vale: el presidente de México.

El tiempo dirá si la estocada a Morena llega antes o después de la intermedia de 2021, cuando se renovará la Cámara de Diputados federal. Veremos si el presidente López Obrador respalda y apoya con su imagen a los candidatos vestidos de guinda, que bajo la sombra del tlatoani creen tener segura la elección. No saben ser sin él, pero él sí puede sin ellos.

ENTRE TELONES. Con bajo perfil recibió el gobierno mexicano al ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Serguéi Lavrov. Esto ni más ni menos que un día después de la absolución de Donald Trump en el juicio político que pendía sobre su cabeza. A alguien le falló el timing, adivine a quién.

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