Los periodistas no aplauden
El poder de la pluma
Sería injusto criticar a cualquier gobierno que diga defender la transparencia. Pero, ¿cómo saber si esta práctica no busca de forma oculta saturar y confundir a la opinión pública?
Es una duda legítima que surgió esta semana tras el anuncio que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador de formalizar una barra de programas para que las distintas dependencias expongan temas puntuales a través de las redes sociales y los canales gubernamentales.
Por lo pronto, además de la conferencia nocturna del zar de la salud Hugo López-Gatell, el gobierno dará entrada en un programa de 60 minutos a los titulares del IMSS y la Secretaria de Economía para que hablen todos los días del avance en la entrega de créditos a la población.
Estos millones de préstamos “a la palabra” llegan justo cuando eso, la palabra del gobierno, ha perdido mucho valor. Manifestaciones de improvisación hay muchas, por ejemplo cómo se le hace para borrar de un plumazo 10 subsecretarías y reubicar a todos con el mismo rango: ¿acaso se puede ser subsecretario de nada?
Según dejó ver el Ejecutivo, vendrán en las próximas semanas también los espacios dispuestos para la Cancillería en el tema migratorio y, con los institutos de vivienda, hasta talleres de urbanismo para que la gente aprenda técnicas y consejos para construir sus casas.
Todo esto surge en medio de uno de los momentos más tensos que se ha vivido entre el presidente y los medios de comunicación, a quienes acusó apenas esta semana de poco éticos, decadentes y serviles al poder económico.
No es causalidad que la embestida contra los periodistas venga acompañada con un amago de fortalecer la barra digital controlada por el gobierno en menoscabo de los profesionales de la comunicación.
Los periodistas no aplauden, dijo firme una reportera al presidente en la mañanera. Y en esas palabras se congregan la democracia y libertades por las que hemos luchado tanto y que hoy más que nunca nos toca defender.